sábado, julio 28, 2012

Romina sueña en la biblioteca





El nombre,una palabra que construimos a lo largo de la vida y que nos define.Romina,en este caso el nombre es Romina.

Habíamos cerrado la sala de lectura para comenzar con los preparativos de la celebración de nuestro Centenario y apareció Romina en la sala infantil. Saludó y preguntó si podía pasar a ver los libros.Sí, le dijo mi compañera, a pesar de que ya habíamos cerrado la sala."Es uno de los pocos chicos que pide permiso antes de sacar los libros",remarcó.
 Al rato escucho risas entrecortadas.Levanto la mirada  y allí estaba Romina,zambullida en un libro que por su rostro se veía divertido.¿Por dónde andaría, porqué universo genial y divertido andaría?,no quise interrumpirla para averiguarlo.Hace años que viene a la Biblioteca Argentina a vender pañuelos descartables,curitas o todo lo que le permita contribuir con los ingresos diarios de su familia.Cuando le pregunté si iba a la escuela, me dijo que sí, y que venía con su mamá al centro para vender.Un día de diciembre me trajo su boletín de calificaciones para mostrarme que había pasado de grado.Desde que le expliqué que la biblioteca era una entidad pública a la que todos podíamos acceder y que cuando quisiera podía ir a la sala infantil a jugar o a leer, lo incorporó a su rutina: viene a vender pero también se toma su tiempo para leer,recuperando su infancia, sustrayéndose a la necesidad de contribuir con el sustento diario de la familia.

Un día estaba mirando a un artista callejero en peatonal Córdoba,Romina estaba trabajando pero se detuvo a mirar, en cuanto me vio se acercó y me saludó,sonriendo siempre sonriendo, a pesar de todo.Compartimos el espectáculo por un ratito,al terminar Romina dejó en la gorra del artista los dos pesos que le había dado minutos antes.Me sorprendió y pensé que estaba claro,ella ejercía su derecho a dar, Romina quería poder darle algo a ese artista que la hizo reír un rato.Ese día me enseñó que a quienes están excluidos, de algún modo, se les quita no sólo el derecho a pertenecer sino,también, el derecho a dar,darse a otros, de poder dar no sólo recibir.Romina es parte de la biblioteca,Romina hizo suya a la biblioteca.

Viéndola me acordé del fundador de la Biblioteca Argentina, el Dr. Juan Álvarez, quien la creó preocupado por los obreros, a quienes dirigió en gran parte su obra, haciendo de la biblioteca un lugar de incusión social, de educación popular, como contrapartida de las élites de la época.Cuando volví a mirarla, pensé que,tal vez, si estuviera Álvarez sonreiría esperanzado de que Romina encuentre en los libros un sueño por realizar,un futuro que le permita estudiar y elegir qué hacer con su nombre.Romina,un nombre,una personita que se construye todos los días apostando a la esperanza.Seguramente algunos burócratas dirían que con puro voluntarismo no se cambian las cosas, puede ser, pero estoy convencida que ,a veces, con pequeños gestos se construye la esperanza que nos permite continuar en el camino.

Nuestra querida Biblioteca Argentina cumplió cien años ,es visitada por niños,jóvenes y adultos,entre ellos,Romina la vive,entre risas y cuentos,con sueños por realizar.¡ Feliz cumpleaños querida biblioteca!