miércoles, diciembre 19, 2007

El alma en el umbral de la muerte

El siguiente post lo escribí el año pasado,y con la muerte de Víctor Sueiro -quien investigó mucho el tema de la vida más allá de la muerte en nuestro país- decidí colgarlo de nuevo.Yo lo rescato,especialmente por las recomendaciones de un lector anónimo del blog,ya que pueden resultar útiles para quienes buscan material sobre el tema:


Hace 48 años, cuando contaba 13, tuve una extensa experiencia en el umbral de la muerte, y la recuerdo con extraordinaria claridad, como si me hubiera ocurrido ayer noche. He leído "La muerte: un amanecer", de la doctora Kübler-Ross, así como "La rueda de la vida", su biografía novelada de amena lectura. Ambos libros son notables, pero como "libro de texto" para las personas que empiezan a interesarse por este tema tan trascendental, considero de indispensable lectura "La reencarnación y la vida eterna", de Hettie-Henriette vedrine. A raíz de mi propia experiencia, actualmente procuro ayudar a las peronas que por su edad avanzada o enfermedad se encuentran angustiadas. Me interesan los trabajos del doctor Enrique Vila, así como casos registrados en España, como el de Carlos Alvarez (accidente de circulación), Mary Angeles del Valle (ahogada), Anna Gardenias (accidente de circulación) etc., yo por mi parte tuve un paro cardiaco, y mi idea personal es que no hay muerte, sino cambio. Gracias y un abrazo.


Leyendo una nota que plantea la pregunta de si ¿existe el alma? recordé un hermoso libro de la Doctora Elizabeth Kubler-Ross llamado La muerte un amanecer.Especialista en tanatología, dedicada a el acompañamiento de enfermos terminales, logró obtener conocimientos sobre los momentos previos a la muerte.



La experiencia de la muerte es casi idéntica a la del nacimiento.Es un nacimiento a otra existencia que puede ser probada de manera muy sencilla.Durante dos mil años se ha invitado a la gente a creer en las cosas del más allá.Para mí esto no es un asunto más de creencias, sino de conocimiento.

En el momento de la muerte hay tres etapas(...)la muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo de seda y su larva pueden compararse con el cuerpo humano.Un cuerpo humano transitorio.Desde el momento en que el capullo de seda se deteriora irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio,de homicidio o infarto(no importa la forma), va a liberar a la mariposa, es decir, vuestra alma.


La Dra. Kubler Ros cuenta que quienes experimentan el umbral de la muerte sólo un 10% recuerda la experiencia al igual que muy poca gente recuerda sus sueños.Por medio de sus pacientes pudo descubrir que momentos antes de morir aparecen seres ,según los católicos son ángeles y para los investigadores "guías espirituales"que acompañaron durante toda la vida, y que además, los moribundos son recibidos en el umbral por su persona más amada .También aclara que las visiones cambian de acuerdo al credo que profesaran los pacientes, aunque no es un tema exclusivamente religioso sino una experiencia relacionada con el amor.



Las ECM plantean un dilema para la ciencia, el cual es la determinación de la mente como mero producto de reacciones químicas neuronales, o como una entidad independiente del cerebro, capaz de separarse de este en momentos muy particulares como ser, por ejemplo, la muerte. Como es de esperar, existen diversas posiciones de los científicos respecto a la existencia del alma como entidad individual.
Uno de los estudios más comentados por los legos, referente al tema, son los que en 1907 realizara Doctor en Medicina Duncan MacDougall, de Haverhill, Massachussets. MacDougall trabajo con 6 pacientes en estado crítico, a los cuales pesó en el momento inmediato anterior a sus muertes y en el posterior. El extraño resultado, divulgado en las publicaciones médicas del momento, era que los pacientes perdían un promedio de 21 gramos en el momento exacto de la muerte.
El Dr. MacDougall llegó a la conclusión de que este era el peso del alma humana. Hoy en día esta prueba cuenta más que nada como una anécdota en el círculo científico, dado que muchos detractores afirman que se pudieron cometer muchos errores groseros de medición por un factor u otro. No obstante, hasta el momento nadie parece haber tenido la voluntad de repetir este experimento, para confirmarlo o refutarlo.Lagranepoca.com

Más allá de las creencias ahora abundan los conocimientos sobre estas experiencias que, más tarde o más temprano, corrobaremos todos."No se trata de creer sino de saber", dice la Dra Kubler-Ross quien con un trabajo científico pudo quitar el velo de las simples creencias, esclareciendo un tema cargado de miedos y prejuicios.

Busqué a mi alma;a mi alma no la pude ver.
Busqué a mi Dios;mi Dios me eludió.
Busqué a mi hermano y encontré a los tres.





48 comentarios:

Emmanuel Frezzotti dijo...

Dejo el comentario aquí, pero en realidad es un mensaje de felicitación por este blog que acabo de descubrir. Realmente me gustó. Mando mil saludos y la promesa que pasaré seguido por aquí.

Claudia Bazán dijo...

Muchas gracias!!! y espero que vuelvas.

Anónimo dijo...

Hola soy Aldo y estoy experimentando el uso de los blogs, me parece un nuevo canal de comunicacion. Por cierto me agrado éste.
saludos

Claudia Bazán dijo...

gracias y espero que sigas visitando el blog.

Anónimo dijo...

Hace 48 años, cuando contaba 13, tuve una extensa experiencia en el umbral de la muerte, y la recuerdo con extraordinaria claridad, como si me hubiera ocurrido ayer noche. He leído "La muerte: un amanecer", de la doctora Kübler-Ross, así como "La rueda de la vida", su biografía novelada de amena lectura. Ambos libros son notables, pero como "libro de texto" para las personas que empiezan a interesarse por este tema tan trascendental, considero de indispensable lectura "La reencarnación y la vida eterna", de Hettie-Henriette vedrine. A raíz de mi propia experiencia, actualmente procuro ayudar a las peronas que por su edad avanzada o enfermedad se encuentran angustiadas. Me interesan los trabajos del doctor Enrique Vila, así como casos registrados en España, como el de Carlos Alvarez (accidente de circulación), Mary Angeles del Valle (ahogada), Anna Gardenias (accidente de circulación) etc., yo por mi parte tuve un paro cardiaco, y mi idea personal es que no hay muerte, sino cambio. Gracias y un abrazo.

Unknown dijo...

hola soy Natalia de Uruguay, me interesa todos los temas referentes a la vida despúes de la vida. Recuerdo mis sueños habitualmente, y suelo tener sueños premonitorios. tengo mi blogg, pero estoy tratando de conectarme con personas que vean más allá de lo tangible. Creo que cuando llega el final de la vida, nos espera algo más. Me apasionan estos temas,te felicito por tu blogg, es muy interesante me has guiado con tu difusión. gracias

Anónimo dijo...

Conocidos son los trabajos del doctor Raymond Moody y de la doctora Elizabeth Kübler Ross, pero deberíamos de centrar nuestra atención e interés en la casuística registrada en España. El doctor Enrique Vila, jefe de la sección de medicina preventiva del hospital Universitario Virgen Macarena, de Sevilla, lleva 31 años estudiando casos de pacientes que han experimentado experiencias cercanas a la muerte. En el año 2001 tenía contabilizados unos 50 casos. No es pues un fenómeno que nos llega de EE.UU. Al margen de los casos registrados por el doctor Vila, quien tiene en proyecto publicar un libro, podría citar el caso de: Carlos Alvarez (accidente de circulación): La tarde del 26 de septiembre de 1976,
los componentes del grupo musical "Los Angeles" se dirigían en automóvil a Madrid cuando sufrieron un accidente a causa de un vehículo que circulaba en dirección contraria. Dos de los componentes del grupo, "Poncho" y José Luis, fallecieron, mientras que Carlos Alvarez fue trasladado al Hospital en estado de extema gravedad, allí estuvo unos 30 o 35 minutos clínicamente muerto. Posteriormente Alvarez relató: "Pasas ese "tubo oscuro", el "tubo mágico", levitando, y se veía en el fondo una luz, y ví a "un señor" que debía medir 1´80 de altura, con una túnica blanca...
Anna Gardenias (accidente de circulación): Tuve un paro cardiaco, y después del accidente me encontré de repente en el techo de la habitación del hospital, desde donde veía a unas personas alrededor de mi cuerpo. Lo veía todo pequeño desde allá arriba, y me preguntaba "¿qué hago yo aquí si estoy allá abajo?". Luego me vi traspasando un túnel donde habían a los lados pequeñas luces de colores, y me encontré de repente en un espacio oscuro redondo, a mi me parecía redondo, y vi a lo lejos un punto de luz blanca que se me acercaba, y me dio miedo chocar contra dicha luz. La luz se hizo más grande y surgieron de la luz unas manos que me atrajeron dentro de la luz, y me encontre frente a una presencia. Vi a seres conocidos, no recuerdo ahora quiénes eran, pero eran conocidos, luego retrocedían y yo ya no podía verlos como al principio. Aquella presencia me dijo que no podía quedarme (en estas experiencias puede haber una comunicación telepática entre una entidad espiritual y el afectado). Me indicó que tenía dos hijos pequeños a los que tenía que cuidar. Entonces me vi retroceder y me encontré otra vez en mi cuerpo, con gran deterioro físico y dolor, en el hospital.
Carlos Torrent (paro cardiaco): En el mes de septiembre de 1958 contaba 13 años de edad, mis padres y mi hermano se ausentaron unos días de viaje para visitar en Bruselas la Exposición Internacional ("La Expo"), mientras mi hermana y yo nos quedamos solos en casa. Una noche de aquellos días, al rato después de cenar, entré en mi dormitorio y me metí en la cama; cerré la luz de la lámpara de la mesa de noche y, en el preciso instante en que me tendí, sentí que de repente me encontraba totalmente paralizado, como si hubiera recibido una descarga eléctrica, y como si mi cabeza se hundiera en la almohada, y al mismo tiempo en mis oídos atronaba un molesto y estridente ruido, zumbido o timbrazo. Acto seguido, me vi velozmente impulsado hacia abajo, como si fuera engullido por un embudo, torbellino o desagüe, y como si mi cuerpo disminuyera rápidamente de tamaño. Y sin aparentemente perder mi posición yacente, atravesé el colchón, el somier y el suelo de la habitación, y descendí en un espacio envuelto en tinieblas. El zumbido chillón había cesado, y con la permanente sensación de que yacía reclinado horizontalmente, me encontré súbitamente en el fondo de lo que me parecía un profundo pozo, donde me rodeaba una intensísima oscuridad. En aquel lugar, donde reinaba el más absoluto silencio, me llegó, y asumí, y como en forma de un mensaje o esclarecimiento telepático, la convicción absoluta de que "había muerto"; sin embargo, no sentía ningún temor de desamparo o soledad, y nunca olvidaré el indescriptible y agradable bienestar que producía el encontrarte en un estado en el que no tienes necesidad de respirar. Entonces, a lo lejos y algo a mi derecha de aquella profunda y negra oscuridad, vi algo: la aparición repentina de una diminuta "llama" o luz en la lejanía que se acercaba con vivo e intenso movimiento, y que al desplazarse ingrávida en aquel espacio oscuro, parecía "un pañuelo de seda blanco luminoso", y al agrandarse, se detuvo ante mí adoptando súbitamente la forma de una entidad con identificación humana, energéticamente llena de vida. El contorno de aquella figura parecía que estuviese en temblorosa ebullición, y su uniforme luminosidad blanca no iluminaba en negro entorno. Allí había un rostro, pero su contemplación o percepción visual sólo parecía adivinarse. En algún momento, la intensidad energética que envolvía aquel enigmático ser parecía disminuir, o tal vez era mi visión no acostumbrada. Me contemplaba inmóvil y en silencio. Mi mentalidad infantil identificó aquella presencia como un "ángel". A pesar de encontrarme inmóvil en aquel lugar, era consciente de que a cada momento transcurrido me alejaba cada vez más de mi mundo, de mis padres y hermanos, con la consecuente trágica desesperación que les produciría el hecho de saber que yo había muerto, y ello despertó en mis pensamientos un sentimiento de preocupación, y fue precisamente en aquellos instantes cuando el "ente luminoso", y sin duda captando telepáticamente mi inquietud, hizo un movimiento, momento en el cual me pareció ver en aquel rostro unos ojos muy abiertos y de intensa mirada. Entonces, y como si permaneciera tendido en una "camilla invisible", me vi elevarme impulsado a extraordinaria velocidad a través de un estrecho túnel o pozo vertical, y cuyas paredes parecían compuestas de algo parecido a gran cantidad de pequeñas piedras o "guijarros luminosos de colores". Mi cuerpo dio una tremenda sacudida sobre la cama, al tiempo que escuchaba un trueno ensordecedor, entonces grité incorporándome; recuerdo que sentado en la cama me encontraba tranquilo pero muy impresionado. Mi hermana desde su habitación oyó mi grito, abrió la puerta, y accionando el interruptor que había junto a ésta, me preguntó:
-¿Qué te ocurre?, yo la miré sin saber qué decir, y finalmente me atreví a preguntarle: -¿No has oído un trueno?, -No..., me respondió, -has soñado... Lo realmente extraordinario, es que, a pesar del tiempo transcurrido, recuerdo "aquello" con absoluta claridad, como si me hubiera ocurrido ayer, la pasada noche.
Mary Angeles del Valle (ahogada): Me convertí como un "remolino" o una "centella", y llegué a algo que parecía un "parque", lo que yo denomino "un mundo de luz maravilloso". Cuando regresé rodeada de médicos y enfermeras pensé: "Tan maravilloso que era todo aquello, ¿por qué he tenido que volver aquí otra vez?...
Pese a la negación de los materialistas escépticos, en el instante de la muerte, la vida no se apaga como la llama de una vela, sino que nuestro "ser consciente" (el alma) sobrevive, y percibe un cambio de existencia, en ocasiones perturbado por el dolor de nuestros seres queridos que todavía no comprenden el resultado de ese fenómeno al que denominamos "muerte": Más allá de la muerte, la vida, un privilegio válido incluso para el más insgnificante de los animales. Al fin y al cabo, todos formamos parte de las chispas energéticas del que Dante, en su "Divina Comedia", definía como "Aquél que todo lo mueve". Desde mi experiencia cuando contaba con 13 años de edad, siempre he tenido gran devoción por los ángeles, puente entre Dios y sus criaturas.
Un cordial saludo desde Girona. Carlos Torrent.

Anónimo dijo...

Las experiencias místicas o sobrenaturales que han experimentado diversidad de personas en todo el mundo y a lo largo de la historia son muestra de una posible realidad de la existencia de un "más allá", pero la muerte sigue siendo un enigma. Para unos, la liberación, para otros, la puerta que lleva a un purgatorio o a un infierno, es decir, a tener que volver a nacer en este mundo con las repercusiones de una vida anterior. En todo el proceso evolutivo existencial, la reencarnación sería una necesidad dentro de lo que parece ser un tremendo programa cósmico, donde, como señalan las antiguas tradiciones de La India, nada muere, sino que todo se transforma.

Anónimo dijo...

Me he enterado, con 21 días de retraso, que el doctor Enrique Vila falleció la madrugada del pasado 29 de diciembre. No habrá pues publicación del libro que el doctor Vila estaba escribiendo sobre casos de experiencias cercanas a la muerte relatadas por sus pacientes. Sin duda, él ya habrá obtenido respuestas a tantas preguntas en esta "gran prueba" que es la existencia terrenal. Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. A ellos va dedicado aquel fragmento de la Imagineria cristiana que aporta esperanza en un futuro que podría ser, no como un final, sino como el comienzo de una eterna primavera: "...y con el nuevo día, sonríen esos rostros de Ángel que hace tanto que amamos y perdimos."

Anónimo dijo...

Yo creo que hoy el ser humano vive el día a día demasiado influenciado por el materialismo; su territorio, su círculo familiar y social, su dinero y posesiones a defender, el sexo, el fútbol... Hay creo un bloqueo de toda conexión espiritual y que suele confundirse con la religión, en este caso la católica, que se encuentra en crísis por no haber sabido renovarse. El actor norteamericano James Dean dijo en una ocasión: -¿No es realmente excitante pensar que podemos morír en cualquier momento?. A mi modo de ver, entender el significado de la muerte es entender el significado de la vida. Tarde o temprano todos tendremos nuestra propia experiencia en el umbral de la muerte, y afortunados los que han podido percibir que algo hay en un proceso en el cual persiste la consciencia. Enhorabuena Claudia por esta página tan interesante. Saludos. Sonia.

Claudia Bazán dijo...

gracias a todos los que dejaron sus comentarios!

Unknown dijo...

Hola soy de Uruguay, del departamento de canelones. Me gusta mucho este tipo de información, y es bueno que pueda llegar a todos por este medio. Muy bueno el blog, suerte

Claudia Bazán dijo...

Gracias Natalia!

Anónimo dijo...

Aristóteles defendía la idea de que la inmortalidad del alma no es privilegio exclusivo del ser humano. De igual forma, en La Biblia, en Ecclesiastés 3.21, la respuesta a esa posibilidad queda al aire: "Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres suba arriba, y que el espíritu del animal desciende debajo de la tierra?."
El astrofísico Guy Monnet, refiriéndose a todo ser viviente, animal y vegetal, afirmaba: "Estamos hechos con materiales de las estrellas." Materia y energía, ésta es la composición del Universo. Por su parte, el filósofo y catedrático danés Michael Agerskov exponía: "La Luz Infinita (Dios) infundió en todas las criaturas un fragmento de su propia energía divina." Un pensamiento de marcada tendencia panteista que no tiene nada que ver con la tradición judeo-cristiana y su idea de un dios-hombre.Un cordial saludo a Claudia Bazán y a todos los que participan en este interesante blog.

Anónimo dijo...

En la actualidad, algunos escépticos materialistas acogidos a la metodología científica presentan diversas hipotéticas respuestas como resultado del origen y causa del fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. El físico británico Roger Penrose alega que la clave de dichas experiencias reside en unas estructuras del cerebro llamadas microtúbulos, donde se almacena información en los instantes de muerte clínica. Sin embargo, el cardiólogo Sam Parnia y los neurólogos Peter Fenwick y Pim van Lomel señalan que muchos de sus pacientes tuvieron ese tipo de experiencias mientras su cerebro carecía de oxigeno y sangre. Para el psiquiatra norteamericano Bruce Greyson, las experiencias se manifiestan a causa de mecanismos fisiológicos de disociación de pensamientos producidos ante un trauma intolerable. Cabe destacar que son muchos los afectados que tuvieron una experiencia, pero que ésta no fue a causa de un súbito y grave accidente, y que por lo tanto no sufrieron o experimentaron un "trauma intolerable", sino todo lo contrario; desde un principio, un marcado sentimiento de paz y liberación.Para otros involucrados en el campo de la Medicina, las experiencias cercanas a la muerte son provocadas por fármacos, como la ketamina, pero queda demostrado en diversidad de casos de adultos y niños en los cuales no hubo ninguna administración de fármacos. Para la fisióloga Susan Blackmore, la causa es originada por la distribución de las neuronas en el campo visual en los instantes en que hay poco aporte de oxigeno en el cerebro. Hay varios casos de personas en los que sí hubo administración de fármacos, y que en un momento determinado abandonaron su cuerpo y observaron desde el techo de la habitación a médicos y enfermeras alrededor de su propio cuerpo intentando su reanimación. Más tarde, los afectados relataron con gran emoción y con todo lujo de detalles todo cuanto había tenido lugar en la habitación, pero con la particularidad de que estas personas eran ciegas de nacimiento. He visto fallecer a ancianos por causas naturales de su avanzada edad, pero nunca he observado expresión de miedo en sus rostros en los últimos instantes, sino una expresión de plena calma en los momentos de la gran transición, en la cual el alma se libera del pesado lastre de un cuerpo enfermo y cansado.
La ordenadas órbitas de los planetas, las fases de la Luna, las estaciones, el tordo prepara su nido, el zorro su madriguera, porque saben que van a ser madres; la Naturaleza mantiene un orden y una armonía, sólo alterada por tormentas y terremotos, porque nuestro "hermoso planeta azul" está vivo. Y con el otoño llega el invierno,y la Naturaleza se adormece con la espera de la llegada de una nueva primavera. Ahí deberíamos de ver, en el orden y armonía de la Naturaleza, como reflejo de esperanza en el otoño de nuestra vida.

Anónimo dijo...

Permítaseme opinar en un tema tan complejo: Mucha gente confunde la función del cerebro con la consciencia o el "ser consciente", y, lógicamente, cuando el cerebro muere se extingue la consciencia. Pero, ¿qué ocurre exactamente en el instante de la muerte?... Al morir, el afectado se encuentra totalmente paralizado y nota en el interior de su cabeza un fuerte e intenso zumbido (fenómeno físico), y acto seguido se ve impulsado cual cohete pirotécnico hacia otro plano o "universo paralelo", y allí levitará ingrávido como un astronauta en el espacio exterior, y rodeado de sedante oscuridad y placentero silencio pensará "he muerto, pero vivo... y acto seguido le será revelada una realidad trascendental y fascinante: la de que nunca hemos estado solos.

Anónimo dijo...

La muerte no es una tragedia para los que se van, sino para los que se quedan; somos nosotros, con nuestras dudas y preguntas, quienes revestimos a la muerte con pinceladas de tragedia. La tragedia por la pérdida de un ser querido reside en la ausencia y los recuerdos. "No hay duda que las torturas tienen lugar" expone el escritor irlandés Clive Staples Lewis en su emotiva obra "Una pena en observación" (Editorial Anagrama, 1994) tras la cruel y súbita pérdida de su amor, la poetisa norteamericana Helen Joy Davidson Gresham, que falleció de cáncer el 13 de julio de 1960 (ver la respetable película "Tierras de penumbra") "Si son necesarias
-prosigue el escritor-, es que no existe Dios o el que hay es malo. Si existe un Dios bienintencionado, será que esas torturas son necesarias."

Anónimo dijo...

Fe de erratas: En realidad, el texto de C.S. Lewis publicado por "anónimo" debería decir: "Si son innecesarias es que no existe Dios."

Anónimo dijo...

La vida no es más que un sueño; vivimos adormecidos, y al morír, viviremos, sin darnos cuenta siquiera que hemos muerto.

Saludos de Natalia.

Anónimo dijo...

gracias NATALIA!

Anónimo dijo...

Todo lo que el alma abandona, se marchita y muere, todo lo que toca, florece, tal es la sobreabundancia que tiene de inmortalidad.
Un saludo desde Sevilla.

Anónimo dijo...

Cuando se observa el cuerpo agonizante de un ser querido, ello origina angustia y tristeza al ver que en aquel cuerpo la vida se extingue. Pero en realidad no es así; al morir nunca se pierde la consciencia, es por ello que muchas de las personas que mueren de forma súbita a causa de un accidente o asesinato violento, no saben que han muerto o no son conscientes de ello, y en ocasiones se encuentran desorientadas al querer continuar conectadas con su cotidiano y familiar mundo terrenal. Ello queda acertadamente reflejado en la respetable película "El sexto sentido". Los materialistas escépticos que piensan que con la muerte se extingue la consciencia, y que nuestra futura morada será el Cementerio, son los que sufrirán más desorientación al aferrarse al mundo material. Su apego al mundo material originará a que sean candidatos a un nuevo renacimiento en el mundo material en el óvulo recién fecundado de una nueva madre.
S. Escofet

Anónimo dijo...

Cuando tuve a mi primer hijo, en el hospital me tuvieron que provocar el parto y sufrí un paro cardiaco. Según los médicos, se me detuvo el corazón y tuve lo que ellos denominan estado de "muerte clínica", por lo tanto no sentí nada en aquellos instantes en que tuvo lugar el parto rodeada de médicos y enfermeras. En aquel estado empecé a ver una luz muy intensa, como una especie de camino hacia arriba, y yo estaba abajo. Una energía muy poderosa me elevaba arriba, y conforme me elevaba, me encontraba muy bien, como si estuviera tendida en una hamaca de seda o algo así. Yo iba subiendo hacia la luz, hacia una imagen o una presencia y donde había algo que parecía una puerta; me sentía con un relax y una paz que nunca antes había sentido. Pero entonces, algo me detuvo y me tiraba hacia atras. Después vi médicos y enfermeras, sentí dolor respirando con angustia y pensé
-otra vez aquí... No le tengo miedo a la muerte. Es una experiencia agradable.
Mª Luisa L. Barcelona

Anónimo dijo...

La mayoría de astrofísicos admiten la existencia de una Fuerza Superior Inimaginable ("Dios") que dirige una Ley y un Orden universales, y que escapa a nuestra limitada comprensión humana.
En varios de los casos de experiencias en el umbral de la muerte, los afectados coinciden en el hecho de atravesar a tremenda velocidad un "túnel" o "pozo" tras ser absorbidos por lo que uno de los testimonios de este interesante blog describe como algo parecido a un "embudo", "torbellino" o "desagüe". Dichos testimonios dan que pensar al ver en ellos una relación con las teorías de los universos paralelos expuestas por Albert Einstein y Nathan Rosen
(1935), John Wheeler (1957, Stephen Hawking etc. y cuya hipotética relación con el fenómeno de la muerte ya la citaba Arthur Koestler en la admirable obra "Life after death" (La vida después de la muerte, Edhasa, 1978) La base principal de la citada teoría, es que no hay un Universo, sino muchos: un multiuniverso. En la reciente obra "Universos paralelos", el profesor de Física Teórica de la Universidad de Nueva York, Michio Katu, apunta que existen infinitos mundos paralelos, añadiendo que hay muchos aspectos de la Astrofísica que desafían nuestro sentido común, como los "agujeros negros", los "agujeros blancos", los "agujeros de gusano" e incluso las "máquinas del tiempo". Al margen de los millones de agujeros negros que se encuentran en la inmensidad del espacio exterior, en nuestro universo familiar o entorno cotidiano (biosfera) habrían una incontable cantidad de agujeros de gusano que tendrían multiple conectividad con otros espacios dimensionales, y que en el instante de la muerte de la materia, absorberían la energía vital (el alma) para que ésta pudiera emerger a otra dimensión (el mundo astral o espiritual).Según Einstein, el Universo (universos multidimensionales), se compone de materia=energía, y los seres vivos somos lo mismo, materia=energía, y probablemente nuestra alma y espíritu se compone de un conjunto de "electrones", de los átomos, que componen nuestro cuerpo y que, al dejar de vivir éste, se producen cambios químicos, todos se unen en un solo bloque, dejan el cuerpo y se desplazan a "otra dimensión". Ignoramos qué es lo que puede producir este reagrupamiento, aun cuando lo que sí dicen los científicos es que el electrón es el que tiene memoria y donde se almacenan todos nuestros recuerdos. La muerte sería pues un constante fenómeno cósmico. Creer que hay vida después de la muerte, y en algunos casos reencarnación al mundo terrenal, es de sentido común. Un cordial saludo a la bellísima Claudia Bazán y a todos los que han participado en este interesante blog.

Claudia Bazán dijo...

gracias a todos quienes siguen enriqueciendo este post con sus comentarios!

Anónimo dijo...

Comprender el sentido de la Espiritualidad es compreder el sentido de la vida. El espiritualismo no tiene nada que ver con la religión. Pretender, como se ha mantenido durante generaciones, que Dios creó al Hombre a su imagen y semejanza, resulta ingénuo y de extrema vanidad. En el artículo "Más allá de la muerte, la vida" ("Selecciones del Reader´s Digest", Marzo de 1958), el predicador y escritor norteamericano Norman Vincent Peale, llena de romántico misticismo y esperanza a los lectores desde el punto de vista religioso de considerar a Jesús como indiscutible "hijo de Dios": "Hace poco tiempo visité con mi esposa la aldehuela de Betania, cerca de Jerusalén. Nos detuvimos frente a la tumba en que había reposado el cuerpo de Lázaro y casi en el sitio preciso en que habló Jesús hace cerca de veinte siglos a su pueblo sufriente: "Yo soy la resurrección y la vida: quien cree en mí, aunque hubiera muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre." No puedo recordar
-prosigue el autor- sin honda emoción la impresión de absoluta certidumbre que sentí entonces allí, porque comprendí que esas palabras eran ciertas. Es evidente que la respuesta de Dios a la muerte es la vida. Y en verdad la Biblia predica una fe basada en la vida, no en la muerte. Nos afirma que lo que tomamos por muerte lo es sólo en apariencia, y que lo verdadero es la vida eterna." La "promesa bíblica" es un simbolismo hermético del cual hemos de comprender su trascendental significado, pero, Jesús, ¿Dios?, imposible... Los que niegan la divinidad de Jesús como "Dios hecho Hombre" no cometen ninguna blasfemia, sólo se acogen a la verdad histórica de un singular personaje: uno de los "maestros de Justicia" de la comunidad pacifista de los esenios de Qumrán, que fue castigado en la cruz por oposición política, más no murió en ella: En aquellos tiempos, los miembros de la realeza eran considerados encarnaciones de Dios (los "dioses" de la antigua tradición sumeria). Jesús era descendiente del rey David, y nadie podía matar a quien llevaba en su descendencia "sangre real" por temor a la condenación eterna. De aquí viene la designación de la antigua Galia (Francia) de "Sang Royal" (Sangre Real), y que posteriormente daría pie a la veneración y búsqueda de un símbolo intangible: el "Santo Grial." Deberíamos de ser conscientes de que somos náufragos en un océano de ignorancia. El hecho de que Jesús nunca se consideró la encarnación de Dios, o el mismo Dios, ha originado hoy un grave y lamentable error: Si el Jesús de la tradición católica no era hijo de Dios, Dios no existe. En realidad, todos somos hijos de Dios, y nosotros deberíamos de comprender el trascendental significado que encierra la "promesa bíblica", de que más allá de la muerte se abrirá nuestra mente al alcanzar lo que el budismo define como la "Iluminación"; la reintegración a nuestro origen del que formamos parte: Dios.
C.T.P.

Anónimo dijo...

Lamentablemente hay mucha gente que nace, vive y muere, sin haberse enterado de nada. Los deberes principales de nuestra existencia son hacer el bien y adquirir conocimientos. Según la filosofía budista, serán necesarios muchos nacimientos y muertes a través de sucesivas reencarnaciones con el objetivo de, al final, liberarnos del cuerpo físico, origen y causa de nuestro sufrimiento, y alcanzar la Iluminación. Lo que en Occidente entendemos como "Cielo" o "Paraíso"
Simón C. Montforte. Valladolid

Anónimo dijo...

Soy estudiante de Filosofía y esta página de Internet la encuentro muy interesante.
Durante siglos los sistemas político-capitalistas de Occidente con sede en el Vaticano han hecho creer al pueblo que debía de arrodillarse y alabar repetida y constantemente a un dios con una doctrina basada en la marginación de la mujer y bajo la amenaza constante de una condenación eterna. Y con el actual cambio de mentalidad pero con un consecuente error de comprensión debido a la ignorancia, la fe en una doctrina insostenible se ha convertido en incredulidad que ha dado paso al agnosticismo y ateismo, lo cual ha originado un marcado materialismo con la falta absoluta de respeto por la Naturaleza y la actual crisis espiritual que padece hoy Occidente. Adela Ortiz

Anónimo dijo...

Me llamo Alfonso, soy de Mallorca, y la "cuenta de Google" no me acepta ninguna contraseña (?)...
A las personas que viven con inquietudes y con angustia existencial les recomiendo la lectura de "El libro tibetano de la vida y de la muerte", de Sogyal Rimpoché (Ediciones Urano S.A. 2006). La filosofía budista suele remarcar que el error fundamental que abunda en la idea que se tiene en Occidente del sentido existencial, es el del apego a la vida terrenal y al materialismo. La errónea creencia de que "sólo se vive una vez" lleva al ser humano occidental a aferrarse a esta vida con auténtica desesperación. Actualmente ha aumentado el índice de longevidad, pero con la pérdida de la juventud y el frecuente padecimiento de dolencias a causa del lógico e inevitable desgaste de la "carrocería", la vejez extrema no constituye ningún privilegio. En la Unidad de Cuidados Intensivos (U.V.I.) de los hospitales, médicos y enfermeras hacen los máximos esfuerzos para mantener con vida a pacientes de avanzada edad, en grave estado y "enchufados" a sofisticados aparatos. En no pocos casos, surge en el afectado el deseo del alma de liberase de la prisión de un cuerpo cansado por el exceso de años y por la enfermedad, pero en todo caso, todo ello es fruto de la ignorancia imperante en Occidente sobre lo trascendental pero intangible: la espiritualidad. Y la ignorancia origina miedo. Hacemos del nacimiento una fiesta y de la muerte una tragedia, cuando en realidad son dos polos que, siendo aparentemente opuestos, tienen un marcado y trascendental significado: la transmigración de las almas: nacimiento, muerte y renacimiento, hasta que el ser humano deje de ignorar su propia naturaleza inmortal y se libere de su apego al materialismo.

Anónimo dijo...

Me he pasado más de una hora leyendo y volviendo a leer este blog "el alma en el umbral de la muerte" de la periodista Claudia Bazán. Me parece idóneo para transmitir puntos de vista personales en un interesante y amistoso debate. Se dice, que al nacer, toda criatura ya es lo suficientemente vieja como para morir, ¿no será que la muerte no es tan importante e irremediable como nos parece?. No son pocas las personas que rechazan la probabilidad de un renacimiento o reencarnación en el mundo terrenal con la errónea idea basada en el hinduismo de que un ser humano puede nacer como perro, gato o escarabajo. La cuestión fundamental es que somos seres en constante evolución, una evolución que continúa más allá de la muerte, y en el caso de la reencarnación, ningún ser humano, por muy negativa que haya sido su existencia, nunca se reencarnará en perro, gato etc. Los seres humanos nacemos con repercusiones de una vida anterior, ello explica la diferencia de carácteres entre hermanos. En el mundo hay cientos de miles de transexuales,y así ha sido siempre a través de la Historia. Lo cual indica que, habiendo nacido con atributos masculinos, en una vida anterior fueron mujeres. Lo mismo ocurre con mujeres que en una anterior existencia fueron hombres, y que desde la infancia tuvieron tendencia a vestir y a actuar como varones, así como a enamorarse de una compañera. Sabemos que en ambos casos, la inadaptación social, la angustia y el sufrimiento forman parte cotidiana de sus vidas al encontrarse el alma prisionera en un cuerpo que no le corresponde. Hay, y han habido siempre, una considerable cantidad de niños y niñas superdotados que conservan vivas las facultades y conocimientos adquiridos en una vida anterior en el campo de las Matemáticas, el Arte o la Música. Un amigo mio desde su infancia siente un inevitable temor por el agua; no le gusta el mar, nunca pudo aprender a nadar, y un día que fuímos a visitar una vistosa y esplendida cascada de agua, prefirió mantenerse a distancia con marcados deseos de que nos marchasemos de aquel lugar. El mismo admite que probablemente en una vida anterior se ahogó. Sí, creo en la reencarnación. Me gustaría que Claudia Bazán participara en este, su interesante blog, con un comentario personal. Gracias por haberme permitido participar. Un afectuoso saludo a todos. José Luis Cortés, de Valencia.

Anónimo dijo...

Gracias a todos por sus comentarios y por compartir sus experiencias.

Como católica creo que existe "otra vida" más allá de la muerte llena de amor y paz; esta vida sólo es un tiempo de aprendizaje.

La única certeza que tengo es que existe Dios y que con la muerte comienza una vida más plena.

Cariños a todos

Anónimo dijo...

Al Noroeste del Mar Muerto se encontraba un monasterio donde los miembros de la comunidad judía de los denominados esenios de Qumran practicaban una doctrina basada en la fraternidad, la no violencia y la oración bajo la dirección y las enseñanzas de un "Maestro de Justicia". Cuando uno de los miembros cometía una falta contra las normas establecidas, se confesaba públicamente, y posteriormente entraba voluntariamente en una cueva mientras los demás miembros cerraban la entrada con una pesada losa de piedra, y allí permanecia encerrado de dos a tres días en la más absoluta oscuridad, sin alimentos ni agua. Pasado el citado tiempo, se retiraba la losa, y el penitente, exhausto pero con el corazón lleno de gozo, era ayudado a salir a la luz, recibido y abrazado por el Maestro y por el resto de los miembros de la comunidad. Se consideraba así que con dicha permanencia de sacrificio y sufrimiento en un purgatorio de reflexión en las tinieblas se había purificado de sus pecados; había "muerto y renacido", había "resucitado". De ahí proviene el relato mitificado del "milagro" de la resurrección de Lázaro de la tradición judeo-cristiana. El "Catecismo de la Doctrina Cristiana" define al Hombre como un ser compuesto de alma y cuerpo, sin embargo, la Iglesia católica, y probablemente por la inevitable tendencia muy humana de "querer ver para creer", siempre ha mostrado una marcada importancia y privilegio por el cuerpo material, físico y mortal. En la versión tergiversada (probablemente ochocientos años después de Cristo), Jesús resucita a Lázaro, lo devuelve a la vida terrenal, y se considera un triunfo a la muerte como si la muerte fuera irremediablemente el final. Resulta igualmente contradictorio el mito de la resurrección del cuerpo de Cristo y su ascensión física al cielo terrenal (en "La Divina Comedia", Dante situaba el Paraíso, el Purgatorio y el Infierno en los planetas conocidos en aquel entonces de nuestro sistema solar, incluído nuestro satélite, la Luna, y bajo la influencia todavía de que la Tierra era el centro del Universo). Debe mencionarse así mismo, la absurda creencia en una futura resurrección de los muertos con un Juicio Final, tras el cual los justos habitarán la Tierra eternamente, libres de sufrimiento y de defectos físicos y enfermedades, y con el mismo cuerpo material que les perteneció; creencia que todavía hoy persiste en la secta de los "Testigos Cristianos de Jehová". Resultan paradójicas las tradicionales ofrendas y tributos que se rinden a los difuntos enterrados en los cementerios, en la mayoría de los casos, como si realmente estuvieran allí. Los "incrédulos-creyentes" han sido testigos de la prolongadas exhibiciones públicas en el Vaticano de los restos mortales de Juan XXIII (considerado su cuerpo "incorrupto" cuarenta y tantos años después de su muerte), y de Juan Pablo II, que fue exhibido de forma prolongada al aire libre y en procesión. De "cuerpos incorruptos" de santos los hay en gran número: el de santa Bernadette de Lourdes, el del "cura de Ars" en Francia, o el de santa Teresa Margaret, que en este caso concreto se muestra similar al de las momias del antiguo Egipto. Pero lo que resulta más reprobable, son algunas exhibiciones insanas y fánaticas como la veneración en Madrid de un brazo "incorrupto" atribuido a san Francisco Javier. Resulta lamentable que todavía hoy la Iglesia católica se base en tradiciones que pertenecen a épocas de oscurantismo, supersticiónes e ignorancia. Unas tradiciones, desfasadas e influenciadas por el materialismo, que han cegado la idea fundamental del espiritualismo de que nuestro verdadero "yo" no es el cuerpo sino el alma. C.T.P.

Anónimo dijo...

En muchos de los incrédulos o agnósticos que he conocido, he podido observar que, siendo en principio reacios a hablar sobre temas delicados, comentan no creer en la existencia de Dios pero marcadamente influenciados por la tradición religiosa de un dios humanizado y creado por el propio hombre, y en consecuencia, piensan que la muerte es el fin definitivo, sin embargo, he observado igualmente que éstos suelen guardar una opción permanente a la duda. Los creyentes en la tradición judeo-cristiana y en la fiabilidad de los textos bíblicos ven la muerte como una tragedia, pero mantienen fe y esperanza en una futura resurrección de los muertos el día del Juicio Final: "Revivirán los muertos; junto con los cadáveres se levantarán. Despertarán y cantarán los que vivieron en el polvo... y la tierra arrojará a los muertos."(Isaías,26:19)Esta tradición de dudosa credibilidad y de difícil aceptación no ha hecho sino elevar el índice de escepticismo en relación a los temas religiosos en Occidente, y así mismo, dio pie a que la Iglesia católica se mostrase incómoda con la aparición en los años setenta de los libros del doctor Raymond Moody y de la doctora Elisabeth Kübler Ross. Debería de señalarse, tal y como expone el doctor Moody, que los casos de personas que han tenido experiencias en el umbral de la muerte se han registrado desde siempre a través de la historia, y concuerdan con los antiquísimos textos de "El libro tibetano de los muertos." La Iglesia católica no ha sabido renovarse, y ello ha originado agnosticismo e incredulidad incluso entre no pocos de sus miembros, y dentro del agobiante ambiente materialista que nos envuelve, lleva hoy a una lamentable elevada cantidad de casos de autodestrucción (alcoholismo y drogadicción), de asesinatos y suicidios junto con las inevitables preguntas ¿por qué vivimos?, ¿para qué?. Consciente del miedo y de la angustia existencial que origina la ignorancia, ya en su tiempo, Arnold Toynbee escribió: "En la actualidad hay cada vez más occidentales que viven en medio de un vacío espiritual. El desconsuelo y la consternación de los herederos de la civilización de Occidente, bastan y sobran como testimonio de la crisis padecida hoy por el mundo occidental."

Un abrazo. Adela Ortiz

Anónimo dijo...

En este blog se observa una marcada crítica o desacuerdo por todo lo relacionado con el cristianismo y la Iglesia católica, pero reconozco que cuando falleció mi padre, hace más de treinta años, no encontré ninguna respuesta de consuelo por parte del catolicismo. En la homilía o sermón de un funeral al que asistí en abril del pasado año, el sacerdote dijo -no sabemos nada, todo son dudas y preguntas... Resulta significativo que en un estudio sociológico que se realizó hace unos años, se comprobó que los individuos adictos a la fe religiosa sentían mayor ansiedad y temor ante la muerte, que los no creyentes.
A mi me parece que creer que hay vida más allá de la muerte comporta resposabilidad por el hecho de pensar qué nos espera, cuál será nuestro futuro existencial. Para una mayoría es motivo de preocupación el supuesto de dejar de ser lo que somos, aquí y ahora. Saludos, Fernando Mascaró

Anónimo dijo...

En los instantes cercanos a la muerte, o agonía, suele observarse en los afectados lo que se denomina "estado alterado de la conciencia", en el transcurso del cual, la persona, con los ojos abiertos y expresiones de alegría y asombro, afirman ver cosas que nosotros no podemos percibir. Para muchos médicos y personas vinculadas en el campo de la psiquiatría, todo ello no son más que visiones alucinatorias, más no es así; en aquellos instantes la conciencia del moribundo puede tener acceso a otros planos dimensionales; un hecho lógicamente no aceptado por los escépticos materialistas. Generalmente la persona afirma ver o haber visto a un ser querido ya fallecido, y con frecuencia dichas visiones sobrenaturales suelen ser breves o en un muy corto espacio de tiempo, como si entidades espirituales estuvieran ya prestas a recibir el alma que va a abandonar un cuerpo mortal a causa de la avanzada senilidad, accidente o enfermedad, pero por el momento sin poder ni querer intervenir en unos momentos trascendentales en que el alma todavía se encuentra prisionera de la materia. Así mismo, en los instantes previos a la muerte, el afectado dice ver hermosos lugares, extensas praderas o un lago rodeado de frondosos bosques. Descripciones que coinciden con las de numerosas personas que tuvieron una experiencia cercana a la muerte tras un estado de "muerte clínica". En "Stay Alive All Your Life", Norman Vincent Peale cita el caso de un amigo suyo: "Yo mismo estaba con un amigo cuyo momento supremo había llegado. Cuando ya le invadía la bruma de la muerte, se dirigió repentinamente a su hijo, sentado junto a él: -Jim, veo unos edificios espléndidos, y en uno de ellos hay una luz, y esa luz es para mí. Es algo muy hermoso-. Y al instante expiró. El hijo añadió luego: -Mi padre era un hombre de ciencia, y jamás hizo una afirmación científica en su vida que no fuese un hecho comprobado. Es imposible que cambiase un hábito suyo de toda la vida. En este caso, contó lo que veía-. En el umbral de la muerte, los protagonistas suelen perder la visión, por lo tanto debería de considerarse que todo cuanto afirman ver los moribundos es ya a través de la visión del alma.
C.T.P.

Anónimo dijo...

En nuestra cultura occidental asistir al fallecimiento de un ser querido resulta lógicamente una tragedia al ser testigos de que aquel rostro amado se queda inmóvil mientras por momentos adquiere una impresionante tonalidad violácea. Aparentemente la vida se ha ido de aquel cuerpo, se ha extinguido, pero para el difunto, en aquellos instantes tiene lugar un proceso fascinante que han relatado innumerables personas que tuvieron una experiencia cercana a la muerte, es decir, que experimentaron el inicio de este proceso. En las culturas antiguas y orientales se utilizaban drogas psicodélicas que alteraban la mente, quebrando la membrana de la conciencia ordinaria (estado alterado de la conciencia)y perdiendo así el afectado el miedo a la muerte. Las plantas psicodélicas tienen una larga historia en las culturas precolombinas como las aztecas, olmecas, mayas e incas. Entre las citadas plantas, las más famosas son el cacto mexicano Lophophora williamsii (peyote), la seta sagrada Psilocybe mexicana (teonanacatl), diversas variedades del Morning glory (ololiuqui) y el yage. Los hallazgos y consecuencias de las investigaciones con terapia psicodélica pueden dividirse en dos categorias principales: 1) la significación práctica de aliviar los sufrimientos emocionales y físicos de los moribundos; y 2) la significación teórica, que explora la índole de la muerte real y el significado de la experiencia simbólica muerte-resurrección para los vivos. Entre aquellos cuya experiencia psicodélica obró una influencia profunda y transformadora se contó Aldous Huxley. Debe de señalarse que la utilización de drogas psicodélicas bajo control médico no provocan visiones alucinatorias, sino una experiencia real en lo que se denomina "emergencia espiritual", y que ayuda en el crecimiento personal (evolución existencial) y en el generalizado temor a la muerte en nuestra cultura occidental. La doctora Elisabeth Kübler-Ross nunca estuvo de acuerdo con la utilización de terapia con drogas psicodélicas con enfermos terminales, y dicho método no es aceptado por la medicina convencional por causas puramente materialistas. Sobre esta temática resultan imprescindibles los trabajos de Stanislav Grof y Joan Halifax-Grof en el capítulo 12 de "La vida después de la muerte" Edhasa, 1977 y "El viaje definitivo" del citado Stanislav Grof, Editorial La Liebre de Marzo, 2006.
Doctor S. Medrano. Madrid.

Anónimo dijo...

Los relatos de experiencias en el umbral de la muerte muestran el inicio de un proceso por el cual hemos pasado todos y que queda borrado del recuerdo al nacer en una nueva existencia terrenal. En el Budismo tibetano, la denominada "Luminosidad Base" es el "ser luminoso" o ángel. En los instantes del encuentro con la fascinante presencia, el difunto ha de procurar despojarse de toda perturbación y apego a la existencia materialista que ha abandonado para poder poner fin a la continua rueda de las reencarnaciones siempre y cuando su karma no se encuentre abrumado por deudas pendientes. Enhorabuena por este blog, muy interesante.
Bruno Santigosa. Budista.

Anónimo dijo...

Influenciados por la lectura de relatos de experiencias en el umbral de la muerte, no pocas personas pueden pensar, erróneamente, que morir es, como exponía Mozart en una carta a su padre, "la llave que abre la puerta de nuestra verdadera felicidad". En el capítulo "La muerte y el más allá en la filosofía perenne", de "¿Vida después de la muerte?" (Editorial Kairós, 2006), el profesor de psicología, Kennet Ring, expone una interesantísima exposición: "No cabe duda de que los relatos de experiencias cercanas a la muerte nos presentan un cuadro fascinante de la antesala de la casa de la muerte, la imagen de una existencia pletórica de luz y amor en la que permaneceremos eternamente rodeados de nuestros seres queridos". Morir no es una fiesta, quiere indicar Kennet Ring a continuación: "...suponer que las cosas irán bien por sí solas después de la muerte, independientemente de nuestra vida, constituye, a mi juicio, una idea ingenua y falaz. No debemos olvidar que en este mismo instante estamos escribiendo el guión del drama imaginal de nuestra existencia postmortem, y que nosotros somos los únicos autores del destino de nuestra propia alma". Un abrazo a todos. J. Cortés. Barcelona.

Anónimo dijo...

Si hay un "más allá" o continuación existencial después de la muerte ¿volveremos a encontrarnos con nuestros seres queridos?. Se dice que el Amor (con mayúsculas) es una poderosa fuerza universal que da sentido a nuestra existencia. Si nuestro "ser consciente" sobrevive más allá de la muerte, es que Dios existe, y si Dios existe, tarde o temprano permitirá encontrarnos con los seres por los que sentimos verdadero amor incondicional, amor verdadero sin intereses ni engaños de la perjudicial influencia materialista. Este será, creo yo, el Cielo o Paraíso del que hablan las religiones. Un abrazo. Anna Ensesa.

Anónimo dijo...

yo estuve dos veces en contacto. La primera fue un tunel negro y al final de éste una luz muy clara y blanca. La segunda fue sólo una luz, una luz blanca ..que aún hoy no se que fué... sé que me dió paz, no me austé. Me gustaría saber de que se trata.

Anónimo dijo...

La reencarnación es una muestra de que el alma es inmortal. ¿tiene usted hermanos?. Si los tiene se dará cuenta que carácteres y aficiones son marcadamente dispares entre ustedes desde la infancia, porqué cada uno de nosotros conservamos nuestra personalidad y repercusiones de una vida anterior. Vivir una vida no es suficiente. Una vida supone algo insignificante ante el tremendo marco de la eternidad.
Un cordial saludo. Alfonso Alvarez. La Coruña (España)

Unknown dijo...

Hace menos de un mes, murio mi padre. Recordando los hechos, observe que antes de morir me decia... vamonos y posteriormente decia..esperame...con permiso...
me gustaria tener mas informacion al respecto
podria apoyarme y orientarme usted...
Agradezco su atención.. y le felicito por esta página...
DR. RAÚL ESPINOSA

Claudia Bazán dijo...

Gracias Dr. RAÚL ESPINOZA pero no creo poder orientarlo,tal vez buscando más libros de Kubler Ross?

saludos!

JUAN ANTONIO FARIÑA ESTEVEZ dijo...

doctor, yo le orientare. no se preocupe, no busque solo espere viva siga con sus prllectos, recuerde a su padre con amor olvidese de buscar orientacion. pues esta le llegara cuando en realidad ni la desee ni la busque ni siquiera la espere. nada se queda amedias, recibira lo que necesita. pero no cuando quiera. si no cuando este preparado para ello. nadie tiene orientacion si usted mismo en su interior. recuerde. conviertase, EN UNA AGRADABLE Y APACIBLE ESPERA. Y CUANDO YA NI SE ACUERDE DE QUERER ORIENTACION, SE RESOLVERA. SALGA DE LA CUESTION.

Anónimo dijo...

La persona interesada en un asunto tan trascendental como el misterio de la muerte y la supervivencia del alma, debería de prescindir del misticismo, de toda idea de un "Dios" (?) humanizado por el propio hombre (religión occidental), y del romanticismo por aquello de que las lagrimas de la emoción pueden cegar la mente y la razón. No se trata de que el "Dios" sea injusto y cruel en este "drama cósmico" de víctimas y verdugos, sino que todos, física y psíquicamente, mantenemos repercusiones de una existencia posterior. La muerte es un fenómeno cósmico, es decir, que afecta a todo ser viviente en cualquier momento; es necesario pues, estar preparado para un súbito cambio en el que habrá un autojuicio justo e imparcial. Tal y como se expone en "El Libro tibetano de los muertos" (Fapa Ediciones, 2002): "A la hora de la muerte, hacemos las cuentas finales. Ya de nada sirve el arrepentimiento. Recogemos lo que hemos sembrado. Retroceder es imposible. No podemos comenzar de nuevo. Para enfrentar esa hora necesitamos tener una mente serena y lúcida. No debemos turbarnos ante la inminencia de este misterio. Es necesario tener claro que la muerte no es el fin sino el comienzo real". En el instante del despertar de la conciencia, no pocos pensarán: "Cuan equivocado estaba... si lo hubiera sabido antes, por mí mismo..." Aquí y ahora, debemos despojarnos de todo egoismo y vanidades, cada cual debe esforzarse por buscar la verdad del verdadero significado de la existencia terrenal: procurar hacer el bien y adquirir conocimientos.
Carlos Torrent

Anónimo dijo...

Lo que la Ciencia y la Medicina todavía no aceptan, es que la conciencia puede actuar al margen del cerebro. Al morir el cerebro, la conciencia persiste. En el instante de la muerte se inicia un proceso del cual seremos totalmente conscientes después de haber abandonado el cuerpo físico; es por ello que al fallecer un ser querido, hemos de procurar mantener la serenidad sin llantos ni penas para que la conciencia del difunto no sufra confusión ni desorientación.

Anónimo dijo...

Soy una mujer de 56 años. A partir de los 5 o 6 años me vino a la mente un singular recuerdo que ya no se me borró el resto de mi vida, permaneciendo claro e inalterable: Un intenso zumbido para acto seguido verme desplazándome como tendida y levitando en un espacio oscuro. A mi derecha aparece una entidad luminosa y vaporosa de contornos definidos que me observa. Al fondo de aquel lugar percibo una luz lejana blanca que se agranda por momentos y no molesta a la vista. Entonces, de repente algo me hace retroceder, y ahí, apenada por dejar aquel fascinante lugar, comienzo a llorar.
Aproximadamente a los 14 años de edad decidí contar un día ese extraño recuerdo a mi familia, pero un día, inesperadamente mis padres me contaron que nací muerta!... y que al rato, mi llanto rompió el profundo dolor que momentos antes experimentaron mis padres.

Anónimo dijo...

CUANDO TU CORAZON PERSIGUE MISERIAS, CUANDO TU ALMA FORMA UN DIALOGO DISPERSO EN TU SUB CONSIENTE Y CONCUERDA LA RAZON DE TU SER FORMARAS Y ENCONTRARAS FRONTERAS PARA TU MUERTE PARA EL HALLASGO DE ENCONTRAR LA SALIDA A TU SER. ............VIVE LLORA GRITA SALTA Y CUANDO MUERAS VIVE GRITA LLORA SALTA.......... ESO ES EL MUNDO CONFRONTAR LO PERDIDO Y MIRAR LA ESENCIA