Año 2001, año de desesperanza y desconcierto, "el abismo" decían algunos políticos.Claro que para muchos el abismo es algo cotidiano,que penetra las vísceras a través del paco u otras drogas.De este modo, jóvenes excluidos de la sociedad aniquilan día a día su vida porque no ven futuro.Seres anónimos olvidados por políticos oportunistas.
A pesar de todo hay quienes pueden pararse en la adversidad y , a través de su dignidad, encuentran que si no se deciden a ayudar y a unirse con otros no hay posibilidad de cambio.Y este fue el caso de Gustavo Benítez, un joven que pasa los treinta años , con su juventud atravesada por la desgracia de una familia desmembrada por la muerte de su madre y la de un hermano, y otro preso.
Se quedó solo en la Villa 21 de Barracas, consumió paco y otras drogas pero un día Gustavo decidió salir de toda esa violencia y comenzó a trabajar en la idea de la fundación cuya primera acción era urbanizar el barrio:asfaltar las calles principales, eliminar los esqueletos de autos que se convertían en un riesgo para los niños y más... mucho más.Para lo primero Gustavo comenzó a juntar 40 pesos por casa, a lo que muchos miraron con incredulidad hasta que llegó el primer camión con hormigón , y entonces, comenzaron a creer.
Y muchos más creyeron haciendo de la "Fundación Vientos limpios del sur" un lugar que cuenta con treinta voluntarios, algunos de ellos recuperados del delito y la droga.Entonces, una idea puesta en movimiento entre manos generosas puso a trabajar la maquinaria de la solidaridad, la única capaz -a falta de políticas públicas- que acciona no sólo sobre cada integrante del barrio sino sobre los gobiernos que cuando se trata de pedidos colectivos se le dificulta quedar impasibles.
Hoy Gustavo padece cáncer y recibe atención en el Hospice San Camilo donde conoció a su actual mujer Franca, voluntaria del lugar."Ahora voy a morir con dignidad",dice Gustavo consciente de su vida.Se salvó a sí mismo salvando a otros, no es una paradoja sino algo tan palpable que , a veces, negamos cuando "etiquetamos" dominados por prejuicios y decimos: que "son vagos, que no le gusta trabajar, que nacen así y morirán así"... y tantas cosas más que no nos permiten pensar que estamos inmersos en una matriz de muerte donde nos quieren hacer creer que no hay lugar para todos, entonces hay muchas personas que son descartables, un simple número.
Por todo ello,cuanto más aumenten los pobres, los jóvenes aniquilados por la droga y la exclusión, no bastarán ni las rejas, ni los barrios privados ni la guardia personal.En la medida que nos pensemos todos juntos y elijamos políticos que luchen por la equidad y no por "los beneficios del mercado", otro futuro será posible.
Gustavo recuperó su dignidad, por ello celebro su vida al igual que lo hacen sus amigos. Escribiendo esto vino a mi memoria un poema de Hamlet Lima Quintana:
A pesar de todo hay quienes pueden pararse en la adversidad y , a través de su dignidad, encuentran que si no se deciden a ayudar y a unirse con otros no hay posibilidad de cambio.Y este fue el caso de Gustavo Benítez, un joven que pasa los treinta años , con su juventud atravesada por la desgracia de una familia desmembrada por la muerte de su madre y la de un hermano, y otro preso.
Se quedó solo en la Villa 21 de Barracas, consumió paco y otras drogas pero un día Gustavo decidió salir de toda esa violencia y comenzó a trabajar en la idea de la fundación cuya primera acción era urbanizar el barrio:asfaltar las calles principales, eliminar los esqueletos de autos que se convertían en un riesgo para los niños y más... mucho más.Para lo primero Gustavo comenzó a juntar 40 pesos por casa, a lo que muchos miraron con incredulidad hasta que llegó el primer camión con hormigón , y entonces, comenzaron a creer.
Y muchos más creyeron haciendo de la "Fundación Vientos limpios del sur" un lugar que cuenta con treinta voluntarios, algunos de ellos recuperados del delito y la droga.Entonces, una idea puesta en movimiento entre manos generosas puso a trabajar la maquinaria de la solidaridad, la única capaz -a falta de políticas públicas- que acciona no sólo sobre cada integrante del barrio sino sobre los gobiernos que cuando se trata de pedidos colectivos se le dificulta quedar impasibles.
Hoy Gustavo padece cáncer y recibe atención en el Hospice San Camilo donde conoció a su actual mujer Franca, voluntaria del lugar."Ahora voy a morir con dignidad",dice Gustavo consciente de su vida.Se salvó a sí mismo salvando a otros, no es una paradoja sino algo tan palpable que , a veces, negamos cuando "etiquetamos" dominados por prejuicios y decimos: que "son vagos, que no le gusta trabajar, que nacen así y morirán así"... y tantas cosas más que no nos permiten pensar que estamos inmersos en una matriz de muerte donde nos quieren hacer creer que no hay lugar para todos, entonces hay muchas personas que son descartables, un simple número.
Por todo ello,cuanto más aumenten los pobres, los jóvenes aniquilados por la droga y la exclusión, no bastarán ni las rejas, ni los barrios privados ni la guardia personal.En la medida que nos pensemos todos juntos y elijamos políticos que luchen por la equidad y no por "los beneficios del mercado", otro futuro será posible.
Gustavo recuperó su dignidad, por ello celebro su vida al igual que lo hacen sus amigos. Escribiendo esto vino a mi memoria un poema de Hamlet Lima Quintana:
"Gente"
Hay gente que con sólo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con sólo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con sólo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con sólo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria.
Fuente:eblog.comenciende la ilusión y los rosales;
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con sólo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con sólo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con sólo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria.
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