martes, diciembre 26, 2006

Roby, en el O’Sullivans por Mempo Giardinelli


Fue la noche del 24 de diciembre pasado en el O’Sullivans, que es uno de los trescientos mil bares que hay en Dublín. Está sobre la calle O’Connell a una cuadra del puente, justo donde empieza Temple Bar, que es la única región del mundo donde la cerveza es más importante que el aire.

Uno entra y hay una barra siempre llena de bebedores pelirrojos, que de tan eternos parecen figuras de cartón. Se atraviesa el bar y, al fondo, una escalera conduce a los sótanos, que son enormes y ocupan media manzana. Allí hay otra larguísima barra, medio centenar de mesas y a toda hora una cantidad impresionante de hombres y mujeres cuyo único interés en la vida es beber. Hay también algunos turistas, aquí un grupito de japoneses bebiendo a la par, allá tres con turbantes que parecen hindúes, o pakistaníes, en una esquina unas mujeres grandotas que podrían ser alemanas o rusas, y en una mesa del fondo un argentino que en Buenos Aires se llamaba Beto y aquí Roby.


Cuarentón y deslavado por la falta de sol, tiene dibujada en la cara una tristeza tan profunda que parece un personaje de Marguerite Duras. Su vida es un desastre. Ha perdido todos los proyectos, todos los sueños y todas las apuestas que hizo y rehízo cada vez, y todas esas derrotas se le notan en la mirada oscura, en esa arruga que le cruza la frente. Me saluda alzando un enorme florero en el que aún queda medio litro de Guinnes, la cerveza negra local que es como el Toro Viejo de los irlandeses. Con el meñique señala a una pelirroja flaca y fea que está acodada en la barra y hace un cuatro con la pierna flexionada.

–Noche de fracasar en lo que sea –dice Roby, impiadoso consigo mismo–. Ni una mina como ésa me daría bola.

Me siento y le entrego la carta que unos parientes de San Isidro me dieron para él. Ordeno un chocolate espeso a una gordita que habla en gaélico y sonríe como una calavera de jálogüin. Lo bebo rápido, como para irme enseguida. El tipo no vale la misericordia de nadie y yo prefiero mi Navidad recorriendo Dublín de noche.


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Tags: Mempo Giardinelli,navidad,Dublín,cuento

Fuente:Página12

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