viernes, enero 05, 2007

Viajes...

Por Claudia Bazán




Viajar siempre fue un placer de descubrimiento, ver cómo piensa y vive la gente desde sus lugares.Los diferentes paisajes son atractivos, pero también lo son, las infinitas miradas.

Nuestras miradas cambian con los lugares que habitamos, con las experiencias vividas, con los retazos de tiempo que la memoria intenta mantener intactos, dejando en claro que nuestro presente los transforma, con la mezcla de añoranza e ilusión.

La invención del tiempo se materializa cuando miro hacia atrás y trato de medirlo, ahí se siente lo efímero de su existencia, y decido recobrarlo, en esos recuerdos concretos que me muestran quién fui y en qué me transformé, a través de ellos.

Somos la suma de historias nuestras, de nuestros padres, de nuestros sueños infantiles, de nuestros...Y en la manía de contar ,que sigue apareciendo, me encontré realizando viajes familiares acompañando a mis padres a sus lugares de nacimiento, en diferentes momentos.

Allí estaban reencontrándose con parientes a los que no veían desde hace mucho, así el pasado volvía y yo, gracias a ellos, volvía a ser niña, por un rato.Volvía mi adorada abuela cuidándome de los caballos en el campo de Esquiú, su tranquilidad, su duro trabajo, mi curiosidad por la absoluta oscuridad de las noches catamarqueñas ,en la que los sonidos desconocidos podían crear la mejor película de terror, en mi mente de niña desvelada.Volvía el rostro cetrino de mi abuelo, su parquedad, que me dejó el recuerdo de un extraño.

Con el ejercicio de la memoria volvían mis tíos a los que hoy no reconozco, a través de los recuerdos de los que sí estaban; sus travesuras camperas,sus entuertos familiares, sus distancias.Y ahí estaba mi padre con su cabeza encanecida tratando de reconciliarse con su pasado y yo ,como su testigo, sumando sus historias que un día contaré a mis hijos.

Estar nuevamente ahí me trajo la ansiedad que sentía por viajar ,desde Rosario al campo de mis abuelos,en vacaciones escolares. Ese deseo de que no terminaran, el levantarme temprano a ver a mi tío Miguel domar los caballos, subirme a mi petiso disfrutando esa inconmesurable aventura,y sentirme grande aunque mi tamaño, y la curiosidad multiplicada en porqués infinitos, me delatara.

Tiempo después , (el tiempo siempre presente como juez o recolector de recuerdos), viajé con mi madre y a medida que llegábamos a Paraná aparecían las islas recorridas en canoas de la mano de su abuelo, sus tías, su madre-abuela, también se hacía presente el silencio inquietante respecto de sus padres muertos en su infancia.Me mostraba su escuela, la calle ondulada donde estaba la casa donde creció, sus anécdotas escolares, sus alegrías mientras trataba de preservarme de sus dolores añejos.

Las lágrimas dominaron sus ojos al ver a sus hermanos, que visita cada vez que puede, y después descubrí que ese llanto es viejo por tanto dolor compartido.Una tragedia puede dejar marcas que no sé si pueden cerrarse totalmente, ya que mi madre no puede ni siquiera hablar de ello.Saber la verdad, llenar ese vacío, aunque ella no lo sepa, me dio otra perspectiva.

Si somos una suma de retazos de tiempo tejidos con hechos queridos, accidentados, añorados u olvidados sentí que había encontrado algo que me faltaba saber, aquello que transforma en parte la imagen que tengo de mi madre. Todo redunda en el amor que siento hacia ella mezclado con la admiración por su tenacidad a lo largo de toda su vida y, hoy siento, que cuando las canas iluminen mi cabeza quisiera mirar atrás encontrando las huellas de mis padres en mí, esa parte que me hicieron lo que soy.

En fin, una buena forma de empezar el año, con la segura sensación de saber lo que no quiero y la curiosidad que me lleva a buscar y conocer, incesantemente , lo que sí deseo;ese hacernos día a día.Como empecé el año con un balance positivo,esta es la forma que encontré para desearles un muy Feliz año para todos!

Sólo le pido a Dios
de León Gieco


Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.





Tags: recuerdos,año nuevo,Mercedes Sosa,viajes

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