“Hay una historia de Borges que amo: una vez le preguntaron si conocía a un muchacho joven que andaba por Buenos Aires contando sus proezas como escritor y novelista, que por supuesto no tenía ningún talento. El dijo: ‘Sí, lo conozco muy bien. Para este muchacho, la mediocridad no tiene secretos’. Hay otra historia de Borges. Todo el mundo sabía dónde vivía y que él salía solo a caminar, apoyado en su bastón, y al llegar a la esquina, claro, nunca faltaba quien le pedía casi permiso para tener el honor de ayudarlo a cruzar la calle. Un día salió solo, como siempre, hacía frío y había poca gente en la calle. Se paró en la esquina, pasaron unos minutos hasta que llegó un señor que casi se chocó con Borges, se sonrieron los dos, y el señor cruzó la calle con Borges del brazo. Al llegar a destino, los dos dijeron gracias despacito. Borges nunca supo que el que lo había acompañado también era ciego. De esa ceguera con la que convivió, Borges hablaba poco. Pero en uno de sus poemas dice cuatro frases que hay que escuchar con mucha atención. Así habla Borges de su ceguera: ‘Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta demostración de la infinita maestría de Dios,/ que con magnífica ironía supo darme/ al mismo tiempo los libros y la noche’.”
Fuente:Página12
1 comentario:
boicot para esta señora muy antiargentina,que despues de matarce el hambre en nuestro pais se dasel lujo de decir estupideces
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