viernes, agosto 22, 2008

“El principal escollo que enfrenta Lugo es la corrupción en Paraguay"


Para Leonardo Boff, teólogo y filósofo brasileño, la vestimenta que usó Fernando Lugo para asumir la presidencia de Paraguay no es un dato menor sino una muestra del cambio que se viene en ese país. Lejos de cualquier formalidad, el ex obispo paraguayo encabezó la ceremonia de asunción con sandalias y sin corbata y eso para Boff tuvo un alto contenido: “Por que si queremos cambiar las cosas, tenemos que empezar por nosotros”, aseguró.

Boff estuvo brevemente en Buenos Aires el pasado martes 19, oportunidad en que presidió un coloquio titulado "Una mirada sobre la sostenibilidad", organizado por la Fundación Avina en el Centro Cultural Borges.

Recordó que conoció a Lugo en Roma cuando fue a estudiar la Doctrina Social de la Iglesia. “Ya en ese momento, Lugo tenía claro que había que adecuar la Doctrina a la realidad latinoamericana. Desde siempre estuvo comprometido con la Teología de la Liberación y lo demostró con su trabajo en las regiones más pobres y en su experiencia con los aborígenes guaraníes”.

Definió al presidente paraguayo como un hombre de “gran densidad política y ética”, que llega a la primera magistratura “con una propuesta valiente de cambio: combatir el hambre, impulsar la agricultura familiar, impulsar la inclusión”.

Boof, el teólogo –que fuera silenciado en 1985 por la Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces dirigida por el hoy Papa Benedicto XVI-, consideró que el principal escollo que afronta Lugo es la corrupción en Paraguay “porque es una manera de ver el poder, por eso él debe desmantelarla y su base no será el Parlamento, porque allí es débil; su base será popular. Allí radica su fortaleza”.

En otro tramo de la conversación con periodistas, Leonardo Boff definió a los indígenas latinoamericanos como “los nuevos sujetos políticos que siempre estuvieron”.

Resaltó la figura del primer mandatario boliviano Evo Morales, por ser el máximo exponente de la nueva política. “Los pueblos aborígenes tienen sus propias agendas y las están articulando con otros sectores”, incluso en el aspecto religioso, y propició que “el cristianismo no siga destruyendo las creencias indígenas, sino que debemos seguir aprendiendo y apoyando su cosmovisión

A la hora de hablar sobre la Iglesia Católica, Boff aseguró que “está perdiendo el paso de la historia”, debido a que “no encontró su lugar dentro de la globalización”.
Boff puso énfasis en la necesidad de una Eco-teología de la Liberación, ya que “la lógica que explota al hombre, es igual a la que explota a la Naturaleza e hizo hincapié en que el mandato bíblico de Dios no fue que el hombre dominara la tierra y sus seres, sino el de “cuidar y proteger” –o sea, hacer sostenible- el planeta.

“El Ser humano es creado y creador, Dios entregó la Tierra a los seres humanos como herencia, para que la cuiden., no para que sean dominadores”, subrayó, agregando que “debemos aceptar la alteridad, esto es, el derecho del otro a estar aquí con nosotros”.


La nueva Teología: escuchar al oprimido

Boff recordó que la Teología de la Liberación –a la que adhirió firmemente en los años ’60- parte de escuchar al oprimido. Estar junto a los pobres, las mujeres, los indígenas, y apoyar su emancipación. “¿Cuál es la novedad? –matizó- ¿La Iglesia no estuvo siempre caritativamente atenta al sufrimiento de los pobres? La diferencia capital, es que el cristianismo de la liberación ya no considera a los pobres como simples objetos de ayuda, compasión o caridad, sino como protagonistas de su propia historia, artífices de su propia liberación”.

Ahora el teólogo, autor de más de un centenar de libros, agrega un nuevo elemento: “Entre los pobres está el gran pobre, que es el planeta Tierra, explotado, saqueado por la voracidad del proceso industrial moderno –enfatiza-. Todos vivimos bajo un modelo de civilización que explota a las personas, las clases, las naciones y agota los escasos recursos de la Tierra. Por eso necesitamos una Ecología de la Liberación; unir ecología, física cuántica, discurso teológico y espiritualidad”.

“No sólo los pobres gritan, las aguas gritan, los animales gritan, el planeta entero grita” –advirtió Boff-. Dentro de la opción por los pobres, “que es la marca registrada de la Teología de la Liberación”, hay que insertar “el gran pobre que es la Tierra y sus ecosistemas”. La lógica que explota al hombre es igual a la que explota a la Naturaleza, “por eso hablamos de una Eco-teología de la Liberación”.

Se trata, según el filósofo, de “la visión que los astronautas nos dan de la Tierra. Ellos, cuando ven la Tierra desde afuera, dicen que no hay distinción entre la humanidad y la Tierra, que todo es una misma unidad. El ser humano es la propia Tierra, que en un momento de su evolución empezó a sentir, a pensar, a amar. Nosotros somos Tierra, no estamos sobre el planeta Tierra, somos la propia Tierra, que piensa, que ama… Basta de hablar de medio ambiente; hay que hablar de ambiente entero”, remarca.

En ese sentido, destacó la vitalidad actual de los movimientos indígenas en América Latina, cuya agenda es de fuerte sentido ambientalista: “Hay una nueva conciencia del orgullo de ser, se están organizando, son los primeros dueños de la tierra y reclaman sus derechos, imponen agendas”, dijo.

Los medios y el cambio

En su extensa charla, Boff también se refirió a los medios de comunicación, valorando que el problema del sistema global, “es que la mayoría de los medios de comunicación son empresas que quieren ganancias”. “Claro que hay otros medios, como las radios comunitarias, la TV pública o Internet, que rompen las hegemonías de los grandes medios”, recordó.

Para Boff, el rol de estos medios es fundamental, ya que estamos “en un momento único” de la Humanidad: o cambiamos o vamos al encuentro de lo peor. “Cuando la historia madura nadie puede detener los cambios”, dijo. “Estamos ante una travesía desde un tipo de sociedad industrial enfrentada con la Naturaleza, hacia otra de inclusión, que priorice la lógica de la vida”.

Esta sociedad deberá ver el proceso evolutivo “como un proceso único y contradictorio, con caos y cosmos, que a medida que se expande se vuelve más complejo, y cuanto más complejo más cargado de conciencia, hasta llegar a la conciencia del ser humano y a la vida como autorganización de la materia”, interpreta el teólogo.

Finalmente, y refiriéndose a la jerarquía eclesiástica mundial, Boff puso especial énfasis en que “debemos librarnos de una teología cínica a la que no le interesan los temas de la gente, y abrazar la teología de la calle, la teología viviente”.

“Siempre hubo pobreza, pero ahora es escandalosa y visible, no pueden ocultarla. Es subhumana. La teología tiene que ocuparse de eso, ya que el camino hacia Dios pasa por el camino hacia el otro. Siento que predominan hoy burócratas de lo sagrado, que repiten las viejas fórmulas que nadie adopta, porque poco tienen que ver con la vida y no generan esperanza. Y sin esperanza, la Teología no tiene sentido”, finalizó.

Fuente:el artículo es de Periodismosocial.org.ar

la seleccion en negrita es mía


No hay comentarios.: