Por
Claudia Bazán

El silencio es una investigación sobre
la relación de la Iglesia con la Dictadura militar (1976/1983),muestra cómo la alta jerarquía eclesiástica estaba al corriente de los destinos de los detenidos-desaparecidos,
Verbitsky se ocupa principalmente del secretario del vicariato castense
Emilio Graselli, también del ahora cardenal
Jorge Bergoglio y del nuncio
Pío Laghi.Después de indagar en los testimonios de los detenidos logró confrontarlos con las contradictorias declaraciones de Graselli; quien se caracterizaba por un crudo cinismo cuando atendía a familiares de las víctimas.Los
miembros de la Iglesia que desaparecieron eran aquellos que resultaban molestos a la institución religiosa.
Con una prosa atrapante Horacio Verbitsky desenmascara a una Iglesia cómplice e ideóloga de la última Dictadura militar ,ejemplo de ello es el prólogo firmado por el obispo Caggiano en la primera edición de
El marxismo-leninismo (1961) en la que felicita a los
“hombres de La Ciudad católica de Argentina por traducir dicha obra ya que el marxismo nace de la negación de Cristo y de su Iglesia llevada a la práctica por la Revolución”.Define a dicho libro como instrumento de formación para una
“lucha a muerte en la cual todos los pueblos de Occidente,América y los que aún en Asia resisten están en peligro de gravísimo e inminente de sucumbir”.La ciudad católica, que se había desarrollado en las Fuerzas Armadas de Francia, desembarcó en la Argentina en
1958 ,trayendo consigo la
doctrina contrarrevolucionaria y
la técnica de la tortura .Desde allí nace el término
subversión “un enemigo proteico,esencial,no definido por sus actos,cuya finalidad es subvertir el orden cristiano,la ley natural o el plan Creador”.Ante protestas por el uso de la
tortura en la guerra de Argelia un sacerdote francés sostuvo :
”Si la ley permite en interés de todos, suprimir a un asesino, ¿porqué se pretende calificar como monstruoso el hecho de someter a un delincuente, reconocerlo como tal y por ello pasible de muerte, a un interrogatorio penoso, pero cuyo único fin es , gracias a las revelaciones que hará sobre sus complices y sus jefes, proteger a inocentes?.En circunstancias excepcionales,recursos excepcionales”.
Luego de resultar fallido el atentado contra
Charles De Gaulle de parte de la
Organización del Ejército Secreto (OAS) del que formara parte
La ciudad católica, sus integrantes buscaron refugio en varios países, entre ellos, Argentina.Uno de ellos fue
Jean Gardes quien fue asesor de la ESMA en técnicas antisubversivas desarrolladas en las guerras coloniales.
En 1961
el obispo Caggiano inauguró el
Primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, junto al entonces presidente
Arturo Frondizi.Entre los intelectuales que dictaban el curso se encontraban
Mariano Grondona y
Victorio Bonamín, adjunto de Caggiano en el Vicariato General castrense.
El silencio era una isla, propiedad
del cardenal Arbelaez, vendida por intermedio de Graselli a la
ESMA para esconder a los detenidos durante
la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 1979, por las frecuentes denuncias.Nada encontraron del lugar donde se torturaba o reeducaba según fuera el caso.En la ESMA se llevó a cabo un plan de reeducación que facilitaba contar con mano de obra esclava a cambio de la vida:
“El proceso de recuperación consistía en un intento de hacernos asumir pautas de vida en donde estuvieran descartadas para siempre la solidaridad,la dignidad humana,la preocupación por los problemas sociales.Se trató de realizar con nosotros un lavado de cerebro,para lo cual tenían el asesoramiento de un médico piscólogo.Que olvidaramos quienes habiamos sido, porqué habiamos vivido y asumiéramos las pautas de vida del enemigo"

Con ello pretendían generar
un nuevo orden por generaciones e intentaban sumar a los reeducados a la causa del almirante
Emilio Massera, autodefinido
socialdemócrata, quien intentaba posicionarse políticamente.Individualismo, tortura,reeducación, eran sus postulados cotidianos que pensaban, con típica omnipotencia, podían perdurar en el tiempo.
Apropiación de hijos de detenidos para ser educados por militares y un
negocio inmobiliario prolífico montado sobre el robo de identidad muestran las facetas de genocidas que no sólo actuaban siguiendo una
ideología de muerte ,sino que también, cumplían las
pautas de delincuentes comunes.
¿Qué militar hijo de puta me sacará del gran amor de
esos crepúsculos de mayo, donde la ave del ser se balancea ante la
noche?
JUAN GELMAN en EXILIO