En el prólogo del libro LOS MITOS DE LA HISTORIA ARGENTINA 2 Felipe Pigna escribió:
Todos los jueves a las 10.30, tras mi participación en el programa de Mario Pergolini Cuál es? en la Rock & Pop, y al hablar de temas como el origen de la deuda externa, o la llamada "conquista del desierto" o del descubrimiento de América, centenares de jóvenes de 14 años en adelante se comunicaron para decir cosas como ¿qué más puedo leer sobre esto? o " gracias por hacerme gustar esa materia que odiaba".(...) Cuando hablamos de la "Legión Infernal", aquel grupo de chisperos comandados por French y Beruti que motorizaron la Revolución de Mayo, llegó la foto de una banda de Heavy Metal a la que habían bautizado sus integrantes (chicos de 17 años) con aquel nombre tan metálico de la Legión.
Este libro está contado en una forma directa, muchas veces utiliza modismos cotidianos, y rescata aquellas historias manipuladas u ocultadas por la historia oficial.Rescato la historia de Hipólito Bouchard, el marino francés que llegó a Buenos Aires a los 26 años y participó en la Reconquista bajo el mando de Liniers, colaboró con San Martín en la batalla de San Lorenzo,y también con Guillermo Brown cuando este organizó la campaña de "corso".
Sus ideas liberales hicieron que la causa criolla fuera la suya, por lo que , a pedido de San Martín, fue declarado ciudadano de las Provincias Unidas por la Asamblea del Año XIII en reconocimiento a su valor en la Batalla de San Lorenzo.
La guerra de corso estaba organizada desde el gobierno quien autorizaba a particulares a atacar naves enemigas , a cambio de los buques y sus bienes que se convertían entonces en presas. Una vez capturados eran enviados a un tribunal de presas quien decidía si era o no "buena" para lo que debían ajustarse a un reglamento e intrucciones de la patente.Sí obtenía una calificación positiva todo era rematado en subasta pública y , luego, repartido entre el gobierno, el armador, el corsario y su tripulación.De ser rechazada debía devolver la presa a sus dueños e indemnizarlos .
De todas sus misiones a bordo de la fragata La Argentina, la más llamativa resulta ser su victoria sobre los realistas en California donde, después de una dura batalla, flameó la bandera celeste y blanca.Bouchard se refería a ello con estas palabras:
El 29 de noviembre me hice a la vela habiendo destruido la fortaleza, cañones,
cuarteles y presidios y sólo reservé los templos y las casas de los particulares
americanos incendiando todo lo restante, perteneciente al rey y haciendo
reventar toda la artillería menos dos cañones que embarqué por necesitarlos la
corbeta.
Hipólito Bouchard terminó sus días en una hacienda cedida por el gobierno de Perú en recompensa por sus servicios prestados. En la hacienda San Javier instaló un ingenio azucarero llamado La buena suerte, que funcionaba a fuerza de esclavos. Como corsario había rescatado esclavos, quienes después de prestar servicios como soldados obtenían su libertad, finalmente, fue asesinado por uno de ellos.
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