miércoles, junio 21, 2006

LA COPA ¿SE MIRA Y NO SE TOCA?

Por Pablo Andrés Donadello pabloandres8hotmail.com


LA COPA MUNDIAL DE FUTBOL "Jules Rimet"
Desde hace años la rivalidad mundialista entre los países sudamericanos –como dice el periodista Ignacio Blaconá: “tomó ribetes cósmicos...”

Ya en el primer campeonato Uruguay 1930, Argentina era derrotada por “la garra charrúa”. Más tarde entraron al ruedo los brasileños quienes empezaron a imponer la casaca “verde amarela” como digna rival de las escuadras rioplatenses, pero el primer dolor para Brasil llegaría en 1950, cuando eran locales y Uruguay le arrebata de las narices el campeonato en el mismo Maracaná.

Años más tarde Garrincha y Pelé se dedicaron a sumar estrellas para Brasil ganando varios campeonatos hasta llegar al de 1970 en el estadio Azteca -Distrito Federal de México- donde el 21 de junio derrotaron a Italia 4 a 1 ante ciento quince mil espectadores. Ese día el capitán brasileño Carlos Alberto, besó y levantó la copa Jules Rimet que a partir de ese momento -sumado éste a los campeonatos de Suecia 1958 y Chile 1962- quedaba en poder de los brasileños... pero esto no sería para siempre.

Un argentino destruye el sueño brasileño
Corría 1983.
En el bar “Santo Cristo”cerca del puerto de Río de Janeiro, Antonio Pereira Alves, gerente de un banco carioca y Antonio Setta, un experto ladrón de cajas fuertes planeaban el robo de la copa ganada por Brasil.
Se trataba de la copa Jules Rimet, premio impulsado por el precursor del primer mundial de fútbol Uruguay 1930.

El trofeo de casi medio metro de alto y un kilo ochocientos gramos de oro macizo estaba guardado en las vitrinas de la antigua sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y según Pereira Alves “era un bocado fácil”
Setta no aceptó formar parte de la banda “por razones sentimentales”ya que un hermano suyo había muerto de un paro cardíaco viendo la final de México 1970...”

José Luiz “Bigote” Vieira y Francisco “el Barba” Rocha llevaron adelante el robo. Fue el 19 de diciembre de 1983. Una vez en su poder los ladrones llevaron la pieza de oro a la joyería de Juan Carlos Hernández, un argentino traficante de oro, según los investigadores –“el mayor vendedor de oro robado de Brasil en esos años” quien sin sentimentalismos la derritió para fundirla en simples lingotes de oro que fueron comercializarlos en el mercado negro.
El fuego arrasó así con años de sueños brasileños y con el esfuerzo de enormes deportistas como el mágico Pelé.
PASE GOL DE PELE Final Brasil Italia, al minuto 86'

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Hoy en las vitrinas de la Confederación Brasileña de Fútbol existe una réplica de aquella copa, pero no es lo mismo. Cada cuatro años los brasileños recuerdan al argentino que derritió sus años de gloria para venderlos a precio de mercado.
Uno de los investigadores –Murilo Miguel- comenta que mientras interrogaban por el robo al argentino Juan Carlos Hernández, éste fingía no saber nada. -“Cuando le dije que para los brasileños era una bofetada que un argentino haya convertido la copa en lingotes de oro, me miró con una sonrisa que todavía recuerdo... para mí fue como una confesión...”
Esta curiosa historia tal vez explica -cuando se habla de Copa y Mundial de Fútbol- porqué los brasileños no soportan a los argentinos.

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