jueves, marzo 08, 2007

¿Son personas las mujeres? por Susan B. Anthony -EE.UU/1873-


El padre de Susan Anthony había sido un abolicionisa declarado y ella,desde muy joven,participó en las luchas por los derechos de las minorías,especialmente por los de las mujeres.En 1872 fundó la Asociación Nacional para el Voto Femenino,pero fue unos años más tarde cuando alcanzó notoriedad,al encabezar una manifestación de señoras que llegó hasta las urnas el día de las elecciones,con la firme intención de depositar su voto.




El siguiente discurso fue pronunciado ante la Corte,como acusada de ocasionar disturbios aquel día y condenada a pagar 100 dólares de multa.El alegato ha sido criticado por algunos contemporáneos como ridículo y estridente,aunque se trata de una prolija y moderada argumentación.La base de su construcción está en la apelación constante al sentido común y a la lectura dirigida de la ley.Las citas de la Constitución -texto de carácter sagrado para los americanos- intentan desenmascarar el incumplimiento y la traición a los valores ya no de las minorías, sino de toda la nación.


El recurso estrella es la pregunta retórica que no admite más que una respuesta de un público que se precie,como el americano,del culto a la libertad.Alude a lexicógrafos respetados para fundamentar sus aseveraciones y utiliza estructuras paralelas que reproducen en lo formal, la discusión sobre la igualdad.



Amigos y conciudadanos: me presento aquí esta noche acusada del supuesto delito de haber votado en la reciente elección presidencial sin tener el legítimo derecho para hacerlo.Será mi tarea de esta noche probarles que con ese voto,no sólo no cometí una ofensa sino que simplemente ejercité mis derechos de ciudadana,que se me garantizan a mí y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos en la Constitución Nacional y que ningún estado tiene el poder de negarlos.

El preámbulo de la Constitución Federal dice:

"Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos,para formar una unión más perfecta,establecer la justicia,asegurar la tranquilidad doméstica, proveer la defensa común,promover el bienestar general y proteger los beneficios que otorga la libertad para nosotros y para nuestra posteridad,ordenamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América".

Era nosotros,el pueblo; no nosotros, los ciudadanos blancos de sexo masculino;tampoco,los ciudadanos de sexo masculino; sino nosotros, todo el pueblo que forma esta Unión. Y la formamos, no para entregar los beneficios de la libertad sino para proteger los beneficios de la libertad;no para la mitad de nosotros y para la mitad de nuestra prosperidad sino para todas las personas -tanto mujeres como hombres-. Y es una burla descarada hablarle a las mujeres del placer de los beneficios de esa libertad cuando se les niega ejercer el único recurso que los garantiza y que este gobierno democrático ofrece: el voto.

Para cualquier estado el convertir el sexo en un requisito que siempre debe resultar en privar de derecho al voto a la mitad de la población,es como promulgar una ley ex post facto y, por lo tanto, es una violación de la ley suprema de la tierra.De esta forma los beneficios de la libertad son retirados para siempre de las mujeres y de la posteridad femenina.


Para ellas este gobierno no tiene ningún poder legal que deriva del consentimiento de los gobernados.Para ellas este gobierno no es una democracia.No es una república.Es una aborrecible aristocracia: una odiosa oligarquía de sexo; la más aborrecible aristocracia alguna vez establecida en la faz de la tierra; una oligarquía de riqueza, en donde los ricos gobiernan a los pobres.Una oligarquía de conocimientos, en donde los educados gobiernan a los ignorantes, o , incluso, una oligarquía de raza, en donde los Sajones gobiernan a los Africanos, podría durar.Pero esta oligarquía basada en el sexo, la cual convierte a los padres,a los hermanos, a los maridos, a los hijos varones en oligarcas sobre las madres,las hermanas,las esposas y las hijas en cada uno de los hogares -que establece que todos los hombres son soberanos y todas las mujeres súbditos- acarrea disensión,discordia y rebeldía en cada uno de los hogares de la nación.

Webster,Worcester y Bouvier, todos definen al ciudadano como una persona que en los Estados Unidos tiene derecho a votar y a ocupar un cargo público.

La única pregunta que queda ahora por formular es:¿son personas las mujeres? Y yo no puedo ceer que algunos de nuestros oponentes tenga la audacia de decir que no.


El texto fue extraído del libro Los discursos del poder de Liliana Viola,Editorial Norma,2000.

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