domingo, junio 11, 2006

Vivir y morir sin convivir con la muerte

Por Pablo Andrés Donadello pabloandres8hotmail.com


“La vida es un largo camino hacia la muerte”
Filósofo griego, 400 años antes de que Jesús camine la Tierra.

“¿Qué es la muerte? El final del camino...”
Cristian Juárez (dibujante) entrevista hecha 6 meses antes de morir, en 1994
DERECHO Y MUERTE
El derecho reconoce que el derecho a la vida es el primer derecho natural de la persona humana, pero no es el único. Ese derecho posibilita el ejercicio de otros muchos derechos lo que no lo hace un derecho absoluto.
Analizando las leyes vigentes observamos que si bien la Constitución Nacional y las Leyes garantizan el derecho a la vida su interpretación en forma dinámica lo contempla, hay ciertos casos en los que éste se vuelve relativo; por ejemplo: la Constitución Nacional de 1994 adhiere al Pacto de San José de Costa Rica (Art. 4to. Inciso 1) del cual se desprende que el derecho a la Vida es de suma importancia pero no absoluto, puesto que hay normas que no lo observan.
El artículo 21º habla de “armarse en defensa” y Código Penal alude al homicidio “en legítima defensa”... mientras a través del Art. 18 de la Constitución se abolió la “pena de muerte por causas políticas” -no se habla de la muerte por causas no políticas- en tanto que el código de justicia militar directamente la contempla.
Si bien los pactos internacionales prometen proteger la vida desde la concepción las leyes indican sobre la posibilidad de llevar a cabo un aborto “si hubo violación” e incluso “para salvar la vida de la madre”.
Continuando con el análisis desde el punto de vista del derecho, si bien no existe un “Derecho al Suicidio”, el Art. 19º del Código Penal lo ve como una “acción privada”.
La EUTANASIA en cambio, es otra cosa: según la definición del diccionario de la Real Academia Española es una “muerte tranquila, dulce, sin padecimientos”
La palabra "eutanasia" deriva del griego "eu" (bueno), y "thanatos" (muerte), es decir: buena muerte, apacible, sin sufrimientos. En definitiva: una muerte piadosa, que es con el final que cada uno de nosotros sueña cuando se le cruzan esas locas ideas de morir.
En ese sentido, el derecho señala dos posibilidades: la activa (matando) y la pasiva (dejando morir).
Entre los derechos consagrados por las leyes y la Constitución que nos amparan está el derecho a la DIGNIDAD que como derecho individual es fuente de otros tales como el honor y el buen trato, y nos ampara tanto para vivir como para morir dignamente, pero como nadie tiene potestad para decidir eso, llegado el caso se equipararía al suicidio. En ciertos casos el derecho a la vida y el derecho a la dignidad humana colisionan pero el Art. 19º entiende que debe priorizarse el primero.
Así las cosas también el derecho a la integridad humana (Art.19º) deriva del derecho a la intimidad “moral, física y psíquica” (Art.5º Inc.1º del Pacto S.J.Costa Rica) por ejemplo el derecho a conservar todas las partes del cuerpo en relación a los transplantes... este tratado internacional prohíbe también la “tortura y los tratos inhumanos”

LA POSICION “CRISTIANA”
La tradición cristiana indica que “a la buena muerte se llega cuando se prepara espiritualmente al encuentro con Dios” aclarando que “sólo dentro de la perspectiva cristiana de la redención, el sufrimiento alcanza su valor pleno” considerando al dolor como un “instrumento de salvación, cuando es vivido cristianamente e iluminado por la Palabra de Dios...”
La doctrina cristiana asume que “el dolor, sobre todo el de los últimos momentos de la vida, asume un significado particular en el plan salvífico de Dios” invitando así a los cristianos a participar en la Pasión de Cristo y la unión con el sacrificio redentor que Jesús ofreció en obediencia a la voluntad de Dios. Los fanáticos religiosos se maravillan cuando algunos cristianos rechazan el uso de analgésicos “aceptando voluntariamente al menos una parte de sus sufrimientos para asociarse así de modo consciente a los sufrimientos de Cristo crucificado (cf. Mateo 27:34)." La doctrina cristiana invita así alegremente al padecimiento.

LEON: EL REY DE SU MUERTE
En su publicación en internet Jorge León a sus 52 años de vida, analizó todas las posibilidades para seguir adelante... y no encontró salida. A partir de ese momento buscó la mejor solución: su propia muerte.
Poca otra cosa pudo haber hecho dado que –como pentapléjico- estaba imposibilitado de todo, salvo de mover los labios para rogar por ayuda. Por suerte alguien respondió a su llamado y le alivió una larga y absurda discusión con la Justicia, esa señora ciega, sorda y... ¿no será pentapléjica?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿porqué llamar fanatismo a aquello que no podemos entender? .Lo bueno sería que existiera desde la legislación la posibilidad de elegir la buena muerte o aceptar el sufrimiento que parte desde una convicción religiosa, para que prime el libre albedrío.