domingo, agosto 13, 2006

Eutanasia: Vivir la propia muerte

Por Claudia Bazán

El siguiente relato intenta recrear la muerte de Jorge León Escudero, quien pidiera ayuda para morir por medio de su blog.


Tiene todo listo, se encierra en su silencio cómplice, no se queja. Sus días y sus pensamientos abiertos al mundo a través de Internet le dieron la esperanza que había perdido en los laberintos de la burocracia. Tal vez aparezca una mano amiga que lo ayude a dejar las miserias de ese cuerpo, que se empeña en castigarlo.

Lo veo y quisiera decirle tantas cosas que finalmente no puedo, para qué!, si Jorge no cree en Dios, yo soy la que me aferro para no perderme en las insignificancias de esta vida. Una vez, intenté ofrecerle palabras de aliento desde mis creencias, y claro!, terminé dando tumbos al chocar con su indiferencia. Me atreví a juzgarlo, me pregunté ¿cómo hacía para vivir con tanto sarcasmo hacia la vida?, finalmente descubrí cuán lejos me hallaba de entenderlo!. Si solamente puedes mover los labios y todo tu cuerpo se rebela en cada acto, mientras que para el resto de los mortales por ser cotidiano pasa a ser insignificante, entonces, el sufrimiento no te abandona nunca.

Ahora entiendo un poco más, sobre todo después que se enojara y me dijera que: “Perder la lucidez, caer en el conformismo impotente o en el delirio de la resignación a cambio de una caricia y un esporádico buen documental o cualquier otra menudencia grata... sería aceptar un final agónico sin voluntad propia”.

Hoy como todos los días antes de entrar en su casa, una pregunta me abraza sin dejarme respirar… ¿será hoy? Desde que se propuso “eutanasiarse” escribe de a ratos, con su cabeza inclinada hacia el ordenador y delineando con los labios palabras descarnadas como su vida. Dice que, tal vez, la muerte le devuelva el no ser y que, por lo tanto, sea.

Hasta que lo veo nuevamente la vida me devuelve la esperanza de que él encuentre una razón para vivir, para dejarse vivir, aunque pensando en esto, descubro que son mis necesidades y no, las suyas. Yo necesito la esperanza, él sólo espera la muerte y una mano amiga que supla su mano inútil. Necesita explorar su nada libremente como antes exploraba las cavernas con ímpetus apasionados, ansioso de descubrimientos. Si somos lo que hacemos o podemos hacer con nuestra vida, ahora logro entenderlo un poco más, sobre todo, cuando lo asisto ante sus ahogos que lo sumergen en las cavernas del vértigo y el desasosiego. Recuperarse de esos ahogos lo dejan extenuado y con el sabor amargo de la muerte entre sus labios.

¿En qué nos convertimos cuando nuestro cuerpo deja de pertenecernos y esgrime su señorío con la férula de un Dios apocalíptico?¿Qué somos cuando cada partícula nuestra reclama un alivio que no llega porque existe el imperativo de valorar la vida y ser feliz? Ahora te siento más cercano, Jorge León Escudero, creo que me estoy aproximando a vos aunque no quiera decírtelo. Cada día mi terquedad religiosa está perdiéndose en la compasión que siento y te acepto. Porque compasión es sentir pasión con otro, en este caso, con vos Lucas S, que así te llamas en Internet. Por las noches cuando dejo tu casa y me enfrento a mi vida te leo, y por eso, creo que acabo comprendiéndote como puedo, con mis limitaciones.

Es tan duro! , cuando se trata de la muerte los prejuicios y los miedos nos acorralan, pero sólo desde tu lugar es posible entender que ya estás viviendo el vértigo de la nada ante cada mínimo acto cotidiano, y el miedo a perder lo único que te hace sentir integridad, es decir, tu lucidez, te provoca buscar el tránsito hacia ella con premura, para liberarte de las cadenas de esta existencia. Ahora entiendo, ¿quién puede juzgarte?, ¿quién puede decirte que debes vivir mientras los médicos puedan prolongar tu vida?, ¿quién?


Por lo que leí anoche tu final está más cerca, ya lo intentaste pero como somos varias las personas que te asistimos y varios tus ahogos, no puedo distinguir cuál fue el momento. Escribiste que puedes toser muy fuerte y lograr que el respirador se desconecte aunque esto te sumergiría en una agonía torturante antes de que, en poco tiempo, te alivie la muerte. Pensaste esa posibilidad aunque también esperas que alguien te ayude a irte de una forma menos cruel.

Desde que empecé a entenderte, paradójicamente empecé a hablar menos contigo o, al menos, hablamos de nimiedades, o de las locuras del mundo y tú dices que, como ya estás enfrentado al vacío tienes una mejor perspectiva de lo humano. Así paso las horas que me toca trabajar contigo sabiendo que quizá mañana no te encuentre, y entonces, tenga que encontrarme conmigo.

Esa carta que llegó hace unos días sin remitente, dibujando una sonrisa en tu rostro, me dejó la certeza de que sería pronto tu partida.Alguien contestó –pensé- ese mensaje que como botella tirada al mar publicaste en tu blog, al fin, dio resultados.


Hoy presiento que no será como todos los días, esa suma de pequeños actos robados a la rutina me dejó la sospecha de que hoy es el día. Y como tantas otras jornadas pongo la llave en la cerradura que me llevará a descubrir la noticia. Allí estás, en tu silla de ruedas, con tu rostro inclinado mientras un gesto sereno recubre tu rostro y si no fuera, porque el respirador está desconectado, diría que te has dormido. El vaso vacío a tu lado me cuenta que no sufriste, que alguien se apiadó valientemente de ti, ayudándote a despegar de la vida con un leve vuelo de pájaro dormido.




Te fuiste, por fin para ti, mi amigo! Pero el problema no es para los muertos, sino para los vivos que quedamos aquí para caminar como podamos, hacia el abismo, la nada o el paraíso, cada quien con su destino. Quiero despedirte recordando tus versos:

“vivir mi muerte o morir mi vida
morir mi vida o morir mi muerte
vivir mi muerte o morir mi muerte
vivir mi vida o vivir mi muerte
vivir mi muerte o morir mi vida
morir mi vida o vivir mi vida
morir mi muerte o vivir mi vida.

Qué es la vida. Qué es la muerte.

vivir mi vida ... (hasta el final. Decía aquél 'la muerte no tiene ninguna importancia; cuando morimos no somos y no siendo nada es', al menos para el que ha dejado de ser)”


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente muy interesante, en realidad dia a dia me sorprenden los posteos de la periodista Bazán