miércoles, mayo 17, 2006

Esteros del Iberá: Estancia San Juan Poriahú

Donde el pasado y la tradición se viven todos los días


Por Verónica C. Yáñez

Los Esteros del Iberá (en guaraní "Aguas brillantes") se encuentran en el antiguo cauce abandonado del Río Paraná dentro de la provincia de Corrientes.
La región fue declarada Reserva Natural el 15 de Abril de 1983 y constituye uno de los humedales más ricos en diversidad biológica y también unos de los más extensos de nuestro planeta, además de ser un importante reservorio de agua dulce.
Esta compleja red de humedales compuesta por bañados, esteros, lagunas, embalsados y cursos autóctonos de origen pluvial, es uno de los ecosistemas más complejos del mundo, donde se destacan siete lagunas de importancia y más de sesenta secundarias que suman aproximadamente una superficie de 557 km2.-
Las lagunas están limitadas en su contorno por los embalsados, que tienen su origen en los camalotales, sobre cuyo entretejido vegetal se deposita tierra aportada por el viento y arrastrada en suspensión por el agua, constituyendo verdaderas "costa flotantes" que posibilitan el arraigo y crecimiento de distintas especies de plantas.
Los esteros poseen innumerable variedad de plantas, flores y árboles (Irupés, Lirios, Jacintos de agua, palmares de Yatay, camalotes, Lapacho Negro, Urunday, Timbó, etc.). Existe también una extraordinaria riqueza en cuanto a su fauna.
Entre los reptiles existen poblaciones importantes de Yacaré Ñato (u Overo) y Negro, varias tortugas acuáticas, ofidios coma la boa Curiyú y la Ñacaniná de bañado.
Las aves que habitan la región son numerosas: el yabiyú, garzas, patos, ñandú gallaretas, gallinetas, pollas de agua y el chajá. Entre las diferentes especies de pájaros se encuentran los varilleros negros, congo, federal, dragones, aguilucho pampa, gavilán planeador y aguilucho alas largas.
Otras especies características son: carpincho, lobito de río, zorro pampa, hurón mediano, zorro del monte, guazuncho o birá y el mono carayá. Subsisten, aunque disminuidas, poblaciones de especies amenazadas como el aguará-guazú, el ciervo de los pantanos, gato montés, gato moro y tamandúa.
Cultura + IVA tuvo la oportunidad de conocer y recorrer una pequeña parte del gran territorio que ocupan los humedales, dentro de los límites de la Estancia San Juan Poriahú.

Los orígenes de la Estancia se remontan al siglo XVII, cuando la Compañía de Jesús fundó sus famosos pueblos o reducciones en territorios del Paraguay, Brasil y nuestro país, en el centro sur de Misiones y noroeste de Corrientes.
Más al sur y en ambas orillas del los Esteros del Iberá, desarrollaron sus “criaderos” de vacunos y equinos, que proveían cuero, carne y animales de trabajo a las misiones.
Más de tres siglos después, y luego de haber visto pasar por sus lomas y esteros a próceres (Juan Manuel Belgrano, José María Paz y Justo José de Urquiza), San Juan Poriahú aún continúa con su actividad ganadera y, desde 1986, sus tranqueras se hallan abiertas al turismo nacional e Internacional. Visitantes de todas las latitudes se ven atraídos por su arquitectura criolla, por sus extraordinarios paisajes naturales, por el cuidado al medioambiente y por las experiencias que brinda recorrer los Esteros del Iberá.

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